Capítulo 42.

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POV Lando.

Salía feliz de mi motorhome con intenciones de dirigirme al box de McLaren y trabajar en la estrategia de mañana para la carrera, pero me percaté repentinamente de alguien que salía del motorhome de Carlos, y me llevé las manos a la boca al ver de quién se trataba.

- Pero bueno, Alicia, ¡qué ilusión!, ¡ya estás aquí de vuelta! - y Alicia respondió con una sonrisa tierna, de esas que provocaba que se le achinaran los ojos, y salió escopeteada hacia mí para abrazarme.

- ¡Hola Landitoooo! - expresó emocionada entre mis brazos. Al separarnos, Carlos apareció justo detrás suyo, apoyando su mano en su cintura. Uy esa mano...

- ¿Por qué no me dijiste que estaba en el circuito? - interrogué a Carlos indignado.

- Me la encontré hace escasos minutos por el paddock, ni siquiera tuve tiempo de contártelo - se justificó alzando los hombros.

- ¿Me echaste de menos, Lando? - me preguntó Alicia con esa gracia que ella siempre desprende.

- ¿Bromeas?, claro que te eché de menos - aclaré - oigan, ¿qué hacían en el motorhome, por cierto? - y vi como se miraban entre ellos con los ojos abiertos, y reprimiendo una sonrisa - justo acabo de verlos salir de él - y miré con picardía a ambos, especialmente a Carlos, que por su forma de hablar y por su mirada, pude intuir qué algo había sucedido ahí dentro.

- Nada, estuvimos charlando - soltó Carlos.

No dije nada. El español y yo compartimos una mirada de "eh, cabrón, luego me cuentas, ya lo sabes". Alicia decidió hablar en vistas de que no mediábamos palabra.

- ¿Vas al paddock, Lando?

- Voy al box, pero quiero pasar antes por las oficinas de McLaren, necesito comentarle algo a Zak, así que os acompaño - propuse.

Por el camino, le iba contando a Alicia qué tal me iban las cosas con McLaren, cómo fue la segunda carrera que tuvimos, y qué expectativas tenía con el coche. La verdad es que era un gusto hablar con ella, porque es super simpática, y además, siempre me aporta consejos y opiniones que suelen resultarme muy útiles. Carlos iba escuchando atentamente la conversación que manteníamos Alicia y yo, pero no participaba mucho... para ser honestos, estaba más entretenido mirando a la joven que tenía a su lado que en escuchar lo que un mocoso como yo contaba sobre Fórmula 1, y era totalmente comprensible. Sé que Carlos tenía unas ganas increíbles de ver a Alicia, y no es para menos, es una chica fantástica.

- Por cierto, sé que poco o nada tiene que ver con el tema del que estábamos hablando pero... ¿no tienes novia, Lando?

Y me quedé perplejo al escuchar la cuestión. Me reí por los nervios.

- Pues... no, en realidad no.

- Que pena, con lo mono que eres - contestó ella.

- Intenta ligar con algunas chicas que sigue en Instagram... pero no tiene mucho éxito el pobre - e intuí que Alicia hizo un gesto facial de pena al escuchar a Carlos.

- ¿Por qué lo preguntas, Alicia?

- Verás - y en este punto identifiqué cierta picardía en su cara y aprecié como se frotaba las manos, como si tramara algo - es que, no hace mucho estuve hablando con mi mejor amiga, que por cierto, vive aquí en Londres - y alzó las cejas repetidamente - y no sé, creo que haríais buena pareja y eso.

- ¿Qué? - preguntó Carlos intentando aguantar la risa - no me digas que hablas de Laia, Alicia.

- Ay sí, ¿verdad que pegan? - y le dio a Carlos un leve codazo.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora