Capítulo 37.

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POV Alicia.

Y por fin llegó el día tan esperado. Hoy volábamos a la capital de Inglaterra para acudir al Gran Premio de Silverstone... y me moría de la ilusión con tan solo pensarlo. Había esperado tanto este momento que ni siquiera parecía real que hubiese llegado el día de hoy. ¿Qué cara pondrá Carlos al verme? La incertidumbre era notoria en mi persona, y lo demostraba por cómo zarandeaba la pierna derecha.

Nos encontrábamos mi padre y yo de madrugada tomándonos un café mientras charlábamos tranquilamente. Eran las 05:30 de la mañana. Entre el trayecto de ida en el aeropuerto, el vuelo a Londres y el desplazamiento al circuito, ambos calculamos que llegaríamos a la pista alrededor de las 9 de la mañana. Una hora más que idónea para empezar la jornada automovilística.

- ¿Has visto la previsión del tiempo para este fin de semana? El pronóstico es mucho mejor que cuando lo vi a principios de semana, no se prevén días soleados... pero al menos no se espera que llueva, ¿no es genial? - interrogó mi padre para luego dar un trago a su café amargo.

- Sí, genial... - respondí medio boba repitiendo de forma inconsciente las últimas palabras de mi padre mientras una coqueta sonrisa amenazaba en salir de mi rostro. De vez en cuando daba sorbos a mi café con leche y mordisqueaba un croissant que había encima de la mesa de la cocina, aunque lo cierto es que no tenía mucha hambre... y lo achacaba a los nervios.

- ¿Y esa sonrisa? - preguntó con cierta picardía.

Al instante hice el amago de estar seria.

- ¿Qué sonrisa? - cuestioné haciéndome la desentendida. Intenté transmitir sinceridad con la mirada, pero el disimulo iba a ser misión imposible con mi padre.

Alfonso se limitó a reír y a dar un último trago a su bebida con cafeína.

- Tengo ganas de ver a su padre, hace ya mucho tiempo que no lo veo, la última vez fue en un Dakar...

- ¿De qué conoces a su padre? - y en este punto me di cuenta de la capacidad que tenía mi padre en leer la mente... porque de algún modo, sabía que estaba pensando en él... ¿tanto se me nota?, ¿tengo escrito "Carlos Sainz" en la cara?

- Ya te conté... conocí a su padre cuando Carlos empezaba su carrera deportiva en la Fórmula 1 con Toro Rosso, formé parte de los patrocinadores que la escudería tenía aquel entonces - explicó sereno.

- Mmmm... - emití pensativa mientras recreaba en mi mente la escena - ¿cómo es su padre?

- Es un buen tipo - comentó Alfonso acompañado del sonido de sus nudillos crujiendo - es un hombre correcto, serio y muy educado, pero en confianza es muy simpático. Le caerás bien, ya verás. En algunas ocasiones hemos hablado de vosotros, y de ti me dijo que... - A mi padre le resultó imposible finalizar la oración porque fue interrumpido por una voz femenina que apareció inesperadamente en escena.

- Chicos, ¿os habéis asegurado de llevar todo? - preguntó mi madre preocupada - ¡los pasaportes!, ¿los lleváis encima?

- Mamá, ¿qué haces despierta tan temprano?

- No tenía más sueño, hija... además, sois unos despistados, prefiero asegurarme de que no os dejáis nada.

- Cariño, solo vamos a estar fuera dos días - comentó mi padre llevándose la mano en el rostro y con la intención de restar importancia al viaje que en breves íbamos a emprender.

Entonces escuché el sonido de las escaleras crujir. Alguien estaba bajando por ellas.

- Ya estoy aquí, ¿nos vamos? - dijo Álvaro con tan solo vernos. Mi hermano fue quien se ofreció a llevarnos al aeródromo el día de hoy.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora