Capítulo 53.

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POV Alicia.

Tensé la mandíbula al escuchar su repelente voz dirigirse hacia mi persona. No tenía suficiente con que el ambiente se volviese incómodo por culpa de su presencia que además le apetecía meter el dedo en la llaga. Me giré de cuerpo entero lo más calmada posible y dirigí mis ojos decididamente hacia una Lidia sonriente y con apariencia de inocente. Abrí la boca con intenciones de hablar, sin despegar ni un solo segundo mis ojos de los suyos.

- Sí, Lidia, nosotras ya nos vamos - pronuncié haciendo especial énfasis en ese "nosotras" para que no tratara a Laia como si no existiese en estos momentos.

- Ohhh, que penita - soltó con cierta ironía, pero siempre manteniendo la compostura y disimulando esa diablura que imperaba en su alma, a sabiendas de que mi padre y el de Carlos eran testigos de la conversación - ¿cuándo volveremos a vernos? - me interrogó con una media sonrisa.

"Si Dios quiere, nunca más" pensé para mis adentros, pero me tocaba disimular con tal de no mermar el "buen ambiente" que había hasta ahora.

- Volveremos a hacerlo pronto - solté esperanzada de que sucediese todo lo contrario.

- ¿Si? - cuestionó entusiasmada - eso espero; seguro que nos veremos en la próxima carrera en el GP de España, en Barcelona, en tú casa - remarcó ese pronombre, sin entender exactamente el por qué, tal vez para tratar de sacarme de mis casillas - yo estaré aquí esperándote, ya lo sabes - espetó con malicia, a sabiendas de que su presencia no era para nada de mi agrado.

No quise añadir nada más a la conversación, sencillamente quería que acabase de una vez por todas. A todo esto, me fijé en que Carlos padre nos miraba con los ojos entrecerrados, muy concentrado. Me pregunté qué se le estaría pasando por su mente en estos momentos tan incómodos, al menos para mí. Dirigí mi mirada a mi padre recobrando nuevamente una buena cara antes de dirigirle la palabra.

- Papá - le nombré captando su atención - vamos a ir Laia y yo a pasar el rato en el hospitality de McLaren, ¿te parece?

- Claro que sí hija, luego nos vemos y nos despedimos antes de que vayáis a la fiesta, ¿iréis ya directamente del circuito a la discoteca?

- No, antes iremos al piso de Laia para pasar el rato y luego nos prepararemos hasta que llegue la hora - expliqué concisa.

- Muy bien reina, no olvides avisarme antes de que os marchéis, quiero darte un abrazo y un besazo enorme en forma de despedida - concretó Alfonso super tierno.

- Claro papi, eso no lo dudes - respondí sonriente.

- Bueno Alicia - habló esta vez Carlos Sainz padre, depositando en la conversación una voz totalmente nueva - yo, por si acaso, sí me despido de ti por si luego no nos vemos - y entonces se acercó a mi para darme dos besos y yo se los correspondí - ha sido un gusto conocerte en persona, ojalá os vea a tí y a tu padre muchas más veces.

- Seguro que así será, mándales un saludo a tu mujer y a tus hijas de mi parte, espero conocerlas algún día - mencioné tras separarme de aquel hombre canoso.

- Eso eso, algún día tenemos que reunirnos las dos familias para conocernos y charlar por doquier - comentó mi padre entusiasmado.

Carlos soltó aire de forma un tanto irregular y forzó una sonrisa.

- Claro, prometido - contestó a ambos, especialmente a Alfonso.

Antes de irnos del box, me acerqué a Jarv, el ingeniero de pista de Lando, para que notificase a ambos pilotos de que nos íbamos a encontrar allí. Podría haberles dejado un mensaje pero, ante la duda de si realmente iban a estar pendientes del teléfono o no, preferí dejarle el "recado" al trabajador de McLaren, sabía que en algún momento u otro los vería y podría comentárselo.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora