Caseria

1.8K 160 22
                                    

(Narra Yoshiteru)

Sujete a Touko de la ropa e hice que entrara a la bodega. Cerré la puerta con fuerza y de inmediato ella comenzó a reclamarme.

-¿Que te sucede?.

-Había alguien detrás de ti.

-¿Y eso qué?. No me importaría que alguien estuviera detrás de mi.

-Me refiero a que había alguien sobre la cerca la de nuestra casa. Era demaciado sospechoso.

Y ella no supo que decir. Por primera vez en su vida se había callado.

-Espera aquí, no salgas.

-No intentes lucirte, solo por tener la ropa del bisabuelo no eres un cazador de demonios.

-No lo soy, pero haré algo para mantenerte a salvó.

Abrí la puerta lentamente, esperando ver al hombre sobre la cerca. Pero no estaba. Sujete la espada que tenía en el cinturón y la desenfunde.

-¿Ahí sigue?- pregunté.

-Creo que ya no est....- un enorme impacto me hizo caer.

Sentí el suelo de tierra, no había sentido nada. Solo abrí los ojos y mire a la persona que estaba sobre mi.

-E-el es -un de-m-monio.

Era muy pesado, para ser casi de mi tamaño. No me lo podía quitar de encima, el olía muy mal.
Su aspecto era horrendo, tenía sangre alrededor de su boca.

-¡Por fin!. ¿Mi señor está viendo?.- hablo el.

¿Que diablos esta diciendo?.

(Narra Tanjirou).

-Por supuesto que esto viendo.

Pensaba que sería más difícil. Pero resultó ser que en esta época los demonios son parte de los cuentos de hadas.
Estos chicos son presa fácil, no se de que me preocupe.

-Si logras asesinar a ambos niños, te daré más de mi sangre. Cumple con nuestro acuerdo.

Solo miraré, si el lo logra lo mataré antes de que regrese. No quiero compartir con ese sujeto el poder que me encomendaron.

Si tan solo hubiera dejado de ser tan confiado, hubiera logrado terminar con ellos.

El muchacho desenfundo la espada y le cortó la cabeza al contrario.

-¡No puede ser!- golpeé mi escritorio.

Esos malditos todavía se interponen, los detesto. Malditos cazadores.

Me levanté de la silla y me dirigí a la entrada de la habitación. Si es así, entonces también comenzaré a jugar sucio.

-¿Señor, que fue ese golpe?.

-No le tomen importancia. Saldré un momento, no quiero que me sigan.

-¡Si señor!.

Me acomode el saco y salí de mi hogar. Debo de ser cauteloso, debo de manejar bien mis piezas en el ajedrez.

Camine con tranquilidad hasta llegar a la escuela de esos chicos.

-Creo que les daré una visita.

Camine hasta llegar en el mismo punto dónde me encontré a esos chicos en la mañana. Deben de vivir cerca, estoy muy seguro.

De inmediato utilice mi olfato para rastrearlos, si no es una calle tan transitada podré encontrarlos.
El rastro de esos chicos estaba cerca, su olor me guiaba a su propia casa; me acerque sin llamar la atención.
Me acerque a la cerca, para lograr escuchar su conversación.

-¿Estás bien hermano?.

-¡Si, asesine a un demonio!- exclamo.

-No deberías de alegrarte. Mataste a una persona.

-No es una personas normal, es un demonio. Mira, está comenzando a desaparecer.

-Que extraño. Jamás había visto algo así.

Pero que descuidado fui, deje que un idiota viniera a cazarlos y terminé dejando huellas de mi fracaso.
Pero por más que intenten decirlo a alguien los tacharan de locos.

-¡Que impresionante!- exclamo el chico- Ha desaparecido por completo.

-Bueno, por lo menos no debemos de esconder esto. Pero ha dejado la ropa.

-La pondremos en la bodega. Mamá nunca la encontrará ahí.

Escuché que se acercaban, así que decidí moverme de lugar. Entraré por la parte de enfrente si no se marchan ya.

Escuché como entraron a la dichosa bodega, movieron cajas y demás. Cerraron la puerta de madera y caminaron hasta su hogar.

-Deberias de dejar esa cosa en la bodega. Te metería en problemas.

-Por eso, tu distraeras a mamá. Para que yo entre a mi habitación y me cambie.

-Esta es la última vez que te haré un favor.

Sus voces se fueron alejando. Era mi momento.
Mire por arriba de la cerca, no había nadie. Salte tan alto que podía incluso subir a los árboles de al lado. Estaba dentro de el jardín.

Estaba bien cuidado, casi como el jardín de mi antiguo hogar.

Subí al techo de aquella casa, espere para ver si alguien llegaba por la puerta delantera y me viera.

Agazapado esperaba pacientemente mientras los recuerdos más felices de mi vida eterna me lograron obsequiar.
Un suspiro salió de mi, solo me atormentó a mi mismo recordando eso.

-¡Mamá, creo que alguien entro por el jardín!- la voz de la chica me alertó.

Avance lentamente hasta lograr mirar si la madre de esa chica salía. Cuando mire que estaba afuera, me oculte de inmediato. Pero cuando tome valentía para mirar si me había descubierto ella estaba miraba a todos lados buscando a alguien.

Ahora que la mujer está afuera, buscaré la habitación de Yoshiteru para quitarle la espada.

.
.
.
.
.
.

Había localizado a mi objetivo. Aunque no fue tan difícil, lo pero de todo esto. Es que el chico duerme hasta tarde y parece ser que esta a punto de irse a la cama.

Mire el celular que se mantenía guardado en mi bolsillo.

-1:00 AM. ¿Este mocoso es prospecto a demonio?. Ni siquiera yo me quedo hasta tarde y soy el señor de los demonios.

Las luces del cuarto se apagaron y de inmediato supe que debía de esperara a que pasará a la tercera etapa del sueño. Así no me podrá detectar.

El frío y la luna, mis viejos compañeros. Extrañaba esta sensación de frío y luz tenue. Pero no todo fue tan bonito, los ronquidos de alguien me hicieron salir de mi sueño. Era insoportable ese sonido.

-Parece que ya se quedó dormido.

Con un mínimo de fuerza, me sujete del borde del tejado. Esperando frente a la ventana para ver cómo era posible abrirla. Con un brazo deslice la ventana tratando de no hacer ruido.

Me impulse y entre de un solo salto, aterrizando en la alfombra azul.

Un nuevo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora