Demonio

1.4K 128 36
                                    

El ver qué mis subordinadas se separaron me hizo querer seguirlas. Pero debía de ayudarlas también, que descortés de mi parte no ir con ellas.
Camine en línea recta hasta llegar al santuario en dónde habían entrado los dos chicos.

Mire detrás de mi y al percatarme que nadie me miraba ingresé. Cerré la puerta detrás de mi con un profundo silencio; mi vista viajo hasta encontrar a un par de figuras danzando al compás de un de tambor.
Miraba atentamente, sin perder ningún detalle de aquella danza tan peculiar.

-Asi que es esa danza tan problematica.

La danza del dios del fuego, que tantas veces ví ejecutar.
La niña que estaba ahí me recordó a ella, era muy similar, tanto que apreté los dientes de solo recordar.
Mis manos se cerraron con fuerza.
Deseaba poder sujetarla del cuello con mis manos y asfixiarla hasta la muerte.

Mis pensamientos de ira inundaron mi cabeza. Hasta que el tambor termino de tocarse.
Viaje hasta encontrarme con ellos y mirar que estaban exaustos. Respirando entrecortada mente, dejando una abertura para entrar.

-Eso fue muy cansado- explico el hermano.

-Todavía tenemos que quedarnos unas horas, así que debes de recuperar el aliento.

Con mi gran velocidad me deslice por las sombras y cruce tomando a la chica dejándola inconsiente.

-¡No seas tan grosera Touko!- dijo el hermano- ¿Touko?

No me quedé para ver lo que pasaba. La chica estaba inmóvil, no lograría hacer nada en ese estado; con sumo cuidado salí del centro del templo tratando de esconderme de los músicos del tambor.
Por suerte había una puerta detrás del templo, así que logré salir por ahí.
Y salí con la niña.

-¡Touko¿Dónde te metiste?- los gritos del hermano resonaron en las frías paredes de madera.

Salimos del sitio; junto con Shinobu y Kanae nos marchamos para ir a la entrada de la colina. Al ver como un auto se detenía frente a nosotros supe en ese momento que Kanae lo había llamado.

-Por favor mi señor entre, no queremos que se desgaste- explico la ojirosa.

Entre sin replicar nada.
Estando ya dentro del auto, decidí hablar.

-¿Por qué lo llamaste Kanae?.

-Queria que nos marcharnos rápido ¿No?.

-¿Me estás diciendo que soy demaciado lento?.

-Claro que no, solo no quería que....

-¿Me ves como un vejestorio?. Soy mucho más longevo que todas las personas de esta ciudad, incluso de este planeta. Pero eso no quiere decir que no logré ejecutar mis objetivos.

-Lamento mi atrevimiento señor.

-Mi hermana solo quería ayudar mi señor, no sea rudo con ella- dijo Shinobu.

Me lleve la mano a mi barbilla, debía de ser firme con ellas o si no, serían como yo cuando me volví demonio.

-Debes de pedirle permiso para que no te de un escarmiento hermana- explico la pelinegra.

-Tienen razón Shinobu.

-¿Saben algo de Kanao- interrumpí.

-Para nada señor, la última vez que la vimos fue hace días.

-Hoy intentaremos hacerla entrar en razón será la última vez, por qué me estoy comenzando a aburrir de lo mismo.

-Entendido.

El tiempo en el automóvil paso tan rápido que no me di cuenta que habíamos llegado a nuestro destino.
Al abrir la puerta del transporte logré ver en la entrada a Kanao, vestida con la ropa que le había encargado.

Un nuevo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora