Potter?|| Draco Malfoy |Traducción.

»74«

Es cierto que nuestra salida del Salón de la Profecía no fue precisamente elegante.  Dejando la mitad, si no todo, en ruinas al salir.  Y tal como pensé que lo habíamos logrado, cinco minutos después estábamos rodeados de mortífagos nuevamente, todos sosteniéndonos por la garganta con sus varitas en la cabeza o la garganta.  

-¿De verdad creíste, fuiste realmente lo suficientemente ingenuo como para pensar que los niños tenían una oportunidad contra nosotros?. -Malfoy rió oscuramente, emergiendo de las sombras y caminando hacia Harry en el centro de la habitación. -Te lo haré simple, Potter. -Extendió su mano hacia mi hermano expectante, esperando que él pusiera la profecía en su mano. -Dame la profecía ahora, o mira morir a tus amigos. -La mirada de Harry voló a través de la habitación, mirándonos y sopesando sus opciones;  miedo y terror brillando en sus ojos.  

Se demoraron en mí, y negué con la cabeza tan sutilmente como pude;  inmediatamente resultó en el agarre que estaba apretando.  Pero al menos entendió el mensaje.  

-¡No lo hagas, Harry!. -Neville gritó, y realmente esperaba, ahora que nos escuchó de Neville y de mí, que escuchara.  

-Y solo para hacer esta decisión un poco más fácil para ti, Potter, comenzaremos con tu hermana aquí mismo. -dijo Malfoy, desviando sus ojos de mí y cayendo sobre el hombre que me sostenía.

Le hizo un gesto para que me trajera y lo hizo sin un segundo de vacilación.  Me empujó los últimos pasos, y antes de que pudiera recuperar el equilibrio, la varita de Malfoy apuntó directamente a mi frente.  

Podía escuchar la respiración de Harry desde aquí, la forma en que se enganchó cuando me mencionó y la forma en que era tan irregular ahora que me tenía en la punta de la varita.  Y supe que estaba contemplando ceder. Y entonces lo hizo, extendiendo lentamente su mano hacia él y colocando el orbe en ella.  Siseé en voz alta, tratando de alcanzar mi varita en mi bolsillo trasero.  

-No lo hagas. Ni siquiera lo intentes. -dijo Malfoy lentamente, aunque sus ojos estaban en la profecía más que en mí.  

Lo estaba admirando en su mano, una sonrisa orgullosa en sus labios antes de que un brillante destello de luz lo distrajera.  Se dio la vuelta lentamente, bajando la profecía mientras mis ojos caían detrás de él, cada vez más abiertos.  

-Aléjate de mis ahijados. -dijo Sirius, antes de darle un golpe y golpear al hombre rubio platino en la mandíbula.  

Cayó de espaldas inmediatamente, y Sirius nos agarró a Harry y a mí al mismo tiempo para ponerse a cubierto.  Y luego aparecieron más luces brillantes, y vi la profecía caer de las manos de Malfoy y estrellarse allí mismo en el piso de piedra, pero todo estaba sucediendo demasiado rápido para triunfar al respecto.  La escena se transformó rápidamente en un campo de batalla, hechizos no verbales volando de izquierda a derecha.  La orden del Fénix que lucha contra el resto de los mortífagos sigue presente.

-Ahora escúchame. -Sirius habló rápidamente, sus ojos destellaban a su izquierda y derecha cada dos segundos para asegurarse de que nadie venía. -Quiero que te lleves a los demás y te vayas de aquí.  -Harry protestó de inmediato.  Y sabía que no había forma de que mi hermano de Gryffindor abandonara este lugar y dejara que el resto de la Orden se las arreglara por sí mismas.  Honestamente, yo tampoco tenía ganas de hacer eso.  

-Ambos lo han hecho maravillosamente. -dijo Sirius en voz baja, cada mano en mi hombro derecho y en el izquierdo de Harry. -Ahora déjame tomarlo desde aquí. -Antes de que tuviéramos tiempo para contemplar su pedido, y probablemente nos negáramos a irnos después, pude hacer que Malfoy se acercara detrás de Sirius, acercándose mientras tomaba su varita de su bastón.