Ignoré el golpe en la puerta una hora más tarde al igual que lo ignoré de nuevo a la mañana siguiente.
Sabía que era Draco. ¿Quién más llamaría a la puerta de un prisionero?
La razón por la que no abrí no fue porque no quería verlo. Tampoco fue porque estaba asustada o molesta.
Simplemente no pensé que beneficiaría a nadie si me veía con un rasguño ensangrentado cubriendo la mitad de mi cara. Uno que fue infligido por Voldemort, de todas las personas.
La cosa se sentía como si todavía me estuviera quemando la piel horas después, y solo esperaba que no se infectara. Aunque, mirando sus uñas, no fue descabellado.
Viendo que ni siquiera podía atenderlo con magia; Estaba total y absolutamente indefensa en lo que respecta al proceso de curación. Y me preguntaba cómo los muggles tenían la paciencia de esperar hasta que su cuerpo se curara. Fue exasperante.
Habían pasado dos días completos y, aunque la herida parecía menos dolorosa ahora, todavía era visible. Y no quería que fuera así si dejaba que Draco entrara aquí.
Lo cual, por otro lado, es algo que deseaba profundamente.
Suspiré ante el fuerte y contundente golpe en la puerta, que era muy diferente a los elfos domésticos. Los suyos eran amables y educados; haciéndome fácil reconocer cuándo eran ellos quienes me traían mis escasas comidas.
Aunque, esta vez, las palabras acompañaron el golpe de Draco. Esa fue la primera vez.
-¿Estás enojada conmigo?.-
Resoplé ante las palabras, sintiendo la culpa arrastrándose desde mi interior.
-Siento pelear contigo. Realmente solo... -Se interrumpió con un suspiro, y fruncí el ceño mientras el silencio se hacía al otro lado de la puerta.
¿Draco Malfoy, disculpándose?
-Draco. -comencé, la culpa ataba mi voz mientras hablaba. -No estoy enojada contigo, lo prometo.-
-Bueno, entonces, ¿por qué estamos hablando a través de una pared?. -Se preguntó en voz alta, su voz irritada. Me imaginé que sus cejas estaban ligeramente fruncidas mientras hablaba.
Mi mano alcanzó automáticamente el rasguño en mi cara, e hice una mueca cuando un ligero dolor atravesó mi cuerpo al tocarlo. Sin embargo, se desvaneció rápidamente una vez que lo solté de nuevo.
Miré alrededor de la habitación, sabiendo que tenía que dejarlo entrar si no quería que mi conciencia culpable me comiera viva esta noche.
Ya estaba en la cama, así que decidí deslizarme debajo de las sábanas mientras enterraba el lado lesionado de mi cara en la almohada.
-Entra, entonces, estoy segura de que todavía tienes tu varita para abrir la puerta. -cedí, y tan pronto como las palabras salieron de mi boca, escuché que la puerta se abría y se abría antes de volver a cerrarse.
El chico se paró junto a la cama antes de que pudiera procesarlo, dándome una mirada extraña una vez que me miró.
-Ya ni siquiera puedes pasar dos días sin mí, ¿verdad?. -Bromeé en un intento de distraerlo de mi extraña posición. Pareció funcionar, al menos por ahora, mientras resoplaba molesto y ponía los ojos en blanco.
-Merlín, olvidé lo insoportable que eres. -bromeó, sacudiendo la cabeza mientras se sentaba en la cama a mi lado, con la mirada fija en la ventana.
-Claramente no es tan insufrible si has venido aquí y te disculpas. Nunca pensé que vería el día en que harías eso de buena gana. Especialmente por algo que ni siquiera necesitas. -Una pequeña risa acompañó mis palabras, y lo vi volverse hacia mí con una expresión divertida en su rostro, las cejas arqueadas.
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Potter?|| Draco Malfoy |Traducción.
Fanfiction|Completa| Traducción autorizada. Propiedad de: Seselina »No sabía que tenías una hermana, Potter. « No soy dueño de ningún personaje o evento en esta historia; todo el mérito es de J.K Rowling.