x.- Funerales para los vivos

1.8K 225 156
                                    


Unas horas más tarde, la balsa los depositó en la playa del Campamento Mestizo. No tenían la menor idea de cómo llegué allí. En algún punto, el agua del lago se convirtió en agua marina. Las costas tan familiares de Long Island se dibujaron en el horizonte y un par de tiburones blancos salieron a la superficie y amistosamente los empujaron hasta la playa.

Cuando tocaron tierra, el campamento parecía desierto. Era media tarde, pero en el campo de tiro al arco no había nadie. El muro de escalada seguía rugiendo y arrojando lava para nadie. En el pabellón, nada. Las cabañas, vacías... Entonces repararon en una columna de humo que se elevaba del anfiteatro. Demasiado temprano para una fogata. Y corrieron hacia allá.

No habían llegado del todo cuando escucharon a Quirón dando un anuncio:

—... aceptar que han muerto —expuso—. Después de un silencio tan largo, no es probable que nuestras plegarias sean atendidas. Le he pedido a sus mejores amigas que haga los honores finales.

Cuando llegaron a la parte final del anfiteatro, nadie reparo en ellos. Todos les daban la espalda y miraban a Annabeth y a Lani que tenían un largo sudario de seda verde y plateada con un tridente y un arcoíris bordado y le prendieron fuego.

—¿Connor está llorando? —susurró Rocío sin ser escuchada al ver al hijo de Hermes acercar sus manos a su cara como si se quitara algo.

—Eran seguramente los amigos más valerosos que hemos tenido —dijo Annabeth mirando a la audiencia mientras Lani sollozaba en su hombro—. Ellos... —Se le quebró la voz.

—Creí haber puesto en mi testamento que quería comida.

Todas las cabezas se volvieron. La gente sofocó un grito.

—¡Percy! —exclamó Beckendorf con una gran sonrisa mirando al chico que estaba aún entre la multitud. Un montón de chavales lo rodearon y empezaron a darle palmadas en la espalda.

Pero eso no fue nada comparado a la cabaña 11.

—¡Hermanita! —chillaron los Stoll saltando a los brazos de Rocío con las lágrimas corriendo por sus caras—. ¡Hermanita! —lloraron.

Poco a poco el resto de los campistas de la cabaña de Hermes salto hacia Rocío, algunos llorando y otros conmocionados, pero ninguno lloraba tanto como Lani. La hija de Afrodita empujo a los hermanos de la hija de Iris y estallo en lágrimas en los brazos de su amiga.

—¡No vuelvas a hacer eso! —chilló Clarisse acercándose—. ¿Sabes lo preocupados que nos tenías?

—¡Perdón! ¡No lo volveré a hacer! —dijo amortiguadamente debajo de todos los campistas que habían saltado sobre ella.

Quirón se acercó a medio galope junto a Percy y todos le abrieron un poco de paso, seguían sobre la chica, pero al menos ahora si se podía ver.

—Bueno —dijo con un suspiro de alivio—. Creo que nunca me había alegrado tanto al ver regresar a unos campistas. Pero tienen que contarme...

—¡¿Dónde estaban?! —les gritó Annabeth— ¡Desaparecieron dos semanas!

—Entendemos que quieran tiempo a solas ¿pero no podían llamar? —cuestiono Lani dejando de llorar.

—Quizá deberíamos discutir esto en privado, ¿no creen? Los demás, regresen a sus ocupaciones.

Sin dar tiempo a protestar, Quirón tomó a Percy y a Rocío como si fueran gatitos y los subió a su lomo antes de irse seguido por Lani y Annabeth con dirección a la casa grande.


* * *


BITTERSWEET | pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora