extra.- El hormiguero de la muerte.

1.4K 194 100
                                    

------------ ❨❨Narrado por Percy Jackson; ⚔❩❩


Un dragón puede arruinarte el día entero.

Créeme, como semidiós he tenido algunas malas experiencias. Fui expulsado, herido por garras, incinerado y envenenado. Luché contra dragones de una cabeza, de dos cabezas, de ocho cabezas, de nueve cabezas, y del tipo que tienen tantas cabezas que si te detienes a contarlas estarás más que muerto.

Pero, ¿esa vez con el Dragón de Bronce? Pensé que era seguro que mis amigos y yo terminaríamos como carne molida y trozos de dragón.

La tarde comenzó bastante sencilla. Fue a fines de junio. Yo regresaba de mi más reciente aventura, unas dos semanas atrás, y la vida en el Campo Media-Sangre estaba regresando a la normalidad. Los sátiros estaban persiguiendo a las dríades. Los monstruos aullaban en los bosques. Los a campantes se jugaban bromas entre sí, y nuestro director, Dionisio, convertía a todos los que se comportaban mal en arbustos. Cosas típicas de un campamento de verano.

Luego de la cena, todos los a campantes se quedaron en el pabellón de la cena. Estábamos todos emocionados porque a la noche "captura la bandera" iba a ser totalmente adictivo.

La noche anterior, la cabaña de Hefesto había logrado un gran golpe. Ellos lograron capturar la bandera de Ares (con mi ayuda, muchas gracias) lo cual significaba que esa noche la cabaña de Ares iba a estar sedienta de sangre. Bueno... ellos siempre están sedientos de sangre, pero esa noche especialmente.

En el equipo azul estaba la cabaña de Hefesto, Apolo, Dionisio, Deméter y yo, el único semidiós de la cabaña de Poseidón. La mala noticia era que por una vez, Hermes y Ares –ambas cabañas de dioses- estaban en nuestra contra en el equipo rojo, junto a Afrodita y Atenea. La cabaña de Hermes tenía la otra bandera, y mi novia, Rocío, tenía control sobre los capitanes de la cabaña 11.

Ella no es alguien a quien quieras tener de enemiga. Justó antes del juego, ella se acercó a mí.

—Oye, Perseus.

—¿Enserio?

Ella sabe que no me gusta ese nombre, más que nada porque nunca tuve una buena defensa. Ella tiene de primer nombre «Helena» y si la llamo así, terminare muerto en un pestañeo.

—Sabes que te gusta.

Ella me empujó con el hombro, lo cual supongo debió ser algo amistoso o lindo, pero ella vestía parte una armadura griega, así que dolió un poco. Sus ojos violetas brillaron bajo el casco. Su trenza color chocolate se curvó sobre uno de sus hombros. Es difícil para cualquiera el lucir linda en armadura de combate, pero ella lo logró, supongo que es un extra de haber sido una divinidad en su vida pasada.

—Te diré una cosa. —Ella bajó la voz—. Vamos a aplastarlos esta noche, pero si te buscas un sitio seguro (como el flanco derecho, por ejemplo) me aseguraré de que no te pulvericen del todo.

—Vaya, gracias —le dije—, pero voy a jugar para ganar.

Ella sonrió.

—Intenta no acabar en la enfermería, ojitos marinos.

Ella regresó con sus compañeros de equipo, quienes reían todos y les chocaban las cinco. Estaba muy feliz y no llevaba esa mirada de "respira mí mismo aire y te envió al tártaro", como si la oportunidad de derrotarme fuera lo mejor que le hubiera pasado en la vida.

Beckendorf caminó con su casco sobre el brazo.

—Le gustas, chico.

—Claro —mascullé—. A ella le gusta usarme como blanco de prácticas.

BITTERSWEET | pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora