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vii.- Una mala reunión

Annabeth se ofreció para ir a investigar ella sola, ya que tenía la gorra de invisibilidad, Rocío también se ofreció, pero Percy las convenció de que era muy peligroso. O iban todos juntos o no iba nadie.

Tyson intento convencerlos de que nadie fuera, pero al final los acompañó, aunque comiéndose las enormes uñas de puros nervios.

Se detuvieron en el camarote un momento para recoger las cosas; pasara lo que pasase, no pensaban quedarse otra noche a bordo de aquel crucero lleno de zombis, por más que tuviesen un bingo de un millón de dólares. Tyson se ofreció para llevar los petates, podía cargar los cuatro al hombro con la misma facilidad con que los semidioses llevarían una mochila.

Se deslizaron por los pasillos hacia la suite del almirantazgo, siguiendo los planos de «Usted está aquí» que había por todo el barco. Annabeth iba delante, invisible, explorando el terreno. Se escondían siempre que pasaba alguien, pero la mayoría de la gente que vimos eran pasajeros con ojos de zombi.

Acababan de subir las escaleras de la cubierta 13, donde se suponía que estaba la suite del almirantazgo, cuando Annabeth dijo en un siseo:

—¡Escóndanse! —y los metió a empujones en un cuarto de la limpieza. Escucharon a dos tipos que venían por el pasillo.

—¿Has visto a ese dragón etíope en la bodega? —dijo uno de ellos. El otro soltó una risita.

—Sí, es espantoso.

Annabeth era todavía invisible, pero apretó el brazo de Percy con fuerza. Les pareció reconocer la voz del segundo tipo

>>He oído que tienen dos más en camino —dijo aquella voz conocida—. Si siguen llegando a este ritmo, colega, no va a haber color... ¿Qué te...? ¿Rocío?

Percy y Annabeth palidecieron al agrado de parecer velas blancas, estaban seguros de que Rocío detrás de ellos, pero a ultimo minuto, no había entrado al cuarto de limpieza.

—¡Chris! —exclamo ella

—Hermanita, ¿Qué haces aquí? ¿Luke ya fue por ti?

«¿Por qué Luke iba a ir por ella?» se preguntó Percy, esa parte no la había comentado el verano pasado.

—¿Qué? No, no fue por mi —dijo un tanto confundida

—¿Y cómo llegaste?

—Es una historia muy curiosa... y larga, extremadamente larga y aburrida —dijo para que no se interesara en la historia

—Ven, te llevare con Luke... pero antes, conozco a algunos mestizos que te querrán ver y...

Las voces se fueron apagando por el pasillo.

—¡Ése era Chris Rodríguez! —Annabeth se quitó la gorra y se hizo visible—. ¿Te acuerdas? De la cabaña once

—Eso da igual, ¡hay que ir por Rocío!

—¿No escuchaste? La llevara donde Luke, solo hay que encontrarlo a él y la encontraremos... La cabaña 11 nos matara cuando se enteren de que la perdimos

—¿Qué hace otro mestizo aquí? —cambio de tema el pelinegro o saldría corriendo a buscar a Rocío

Annabeth meneó la cabeza, preocupada.

Continuaron por el pasillo.

—Percy —se detuvo de repente—. Mira.

Estaba ante una pared de cristal desde la que se dominaba un atrio central de varios pisos de altura que recorría el barco por la mitad. A sus pies se hallaba la galería Promenade, un centro comercial lleno de tiendas. Pero no era eso lo que había llamado la atención de Annabeth