Al día siguiente, durante el desayuno, había mucho revuelo en el comedor.
Al parecer, a las tres de la madrugada se había localizado un dragón etíope en la frontera del campamento. Los límites mágicos habían mantenido al monstruo a raya, pero éste siguió merodeando por las colinas intentando encontrar algún punto débil en las defensas y no pareció dispuesto a marcharse hasta que Lee Fletcher, de la cabaña de Apolo, y dos de sus camaradas se pusieron a perseguirlo. Cuando el dragón tuvo una docena de flechas alojadas en las grietas de su armadura, captó el mensaje y se retiró.
—Debe de seguir ahí fuera —advirtió Lee durante los anuncios de la mañana—. Tiene clavadas veinte flechas en el pellejo y lo único que hemos conseguido es enfurecerlo. Es de un color verde intenso y mide nueve metros. Sus ojos... —Se estremeció—. Hubiera sido genial que aparecieras, Rocío.
—En la siguiente me encargo yo, Fletcher.
—Hecho —acepto el semidios
—Buen trabajo, Lee —dijo Quirón, dándole una palmada en el hombro—. Que todo el mundo permanezca alerta, pero sin perder la calma. Esto ya ha sucedido otras veces
—Así es —intervino Quintus desde la mesa principal—. Y volverá a ocurrir. Cada vez con más frecuencia.
Hubo un murmullo general.
Todos habían oído los rumores: Luke y su ejército de monstruos planeaban invadir el campamento. Muchos de ellos creían que el ataque se produciría aquel verano, pero nadie sabía cómo ni cuándo. Que el número de campistas fuera más bien bajo no ayudaba mucho. Sólo eran unos ochenta. Tres años atrás había más de cien. Ahora, en cambio, unos habían muerto, otros se habían unido a Luke y algunos habían desaparecido.
—Un buen motivo para practicar nuevos ejercicios de guerra —prosiguió Quintus, con un brillo especial en los ojos—. Esta noche veremos qué tal lo hacen.
—Sí —convino Quirón—. Bueno... ya está bien de anuncios. Vamos a bendecir la mesa y a comer. —Alzó su copa—. ¡Por los dioses!
Todos levantaron nuestras copas y repitieron la bendición. Quemaron parte de la comida y se dispusieron a comer.
—¿Dónde estuviste anoche? —pregunto Connor—, me cambie a tu cama y no estabas.
—¿Cuándo dormirás en tu cama y no en la mía?
—No en este siglo, pulga —protesto Travis.
Rocío resopló, todos en esa mesa habían pasado, aunque sea una noche en la cama de la hija de Iris por error. Las camas estaban tan pegadas las unas a las otras que formaban una gran y larga cama, todos terminaban durmiendo abrazados o desparramados sobre o junto los otros.
—Como le dije, me había secuestrado un pescado.
—¡¿PASASTE LA NOCHE EN LA CABAÑA 3?! —grito MinHo horrorizado levantándose del asiento.
—¡Desplieguen tropas! ¡Código 6! ¡Esto no es un simulacro! —grito Ariel.
Pronto varios campistas de la cabaña 11 estaban sobre el hijo de Iris intentando que no fuera a la mesa de Percy.
—¡Eh, Beckendorf! ¡Una mano! —pidió Ariel a su amigo.
El hijo de Hefesto se levantó y sentó al chico haciendo un poco de presión.
—¿Quieren no hacer tanto drama? Percy había tenido una pesadilla y ya —mintió.
El hermano mayor de Rocío se quedó tranquilo mientras murmuraba algunas cosas y un hijo de Hécate le lanzaba un hechizo para que quedara sentado un rato más.
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BITTERSWEET | pjo
Fanfic·˚ˑ༄ B ⧘ ❛ Si seguimos contando las veces que te he salvado, me deberás la vida ❜ Rocío no era totalmente una semidiosa común, pero ¿Qué es común en el mundo mitológico? y con profecías no se p...