Capitulo 52

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La semana comienza con fuerza y yo intento procesar todo lo que me ha explicado.

¿Sobre Ale? No me interesa. No me importa. Sé que Lauren no quiere nada con ella y lo creo aunque no he querido profundizar en lo que me explicó sobre su padre. Ahora entiendo por qué nunca habla de él y lo omite.

En cuanto a su sobrino, lo entiendo pero me inquieta. Si a mi hermana y mi cuñado les pasara algo, no me cabe la menor duda de que Luz se quedaría conmigo. Yo cuidaría de ella y por nada del mundo la querría ver sufrir.

Vivir en Alemania es algo que nunca me había planteado. Pero, por Lauren, lo haría. Prefiero vivir con ella a vivir amargada sin ella. Lo tengo claro, aunque en general tengo que pensarlo un poco más. Irme supondría ver menos a mi padre, a mi hermana a mi sobrina y eso me cuesta. Me cuesta mucho.

Pero lo que me desequilibra emocionalmente es su enfermedad.

Busco en internet toda la información que puedo sobre el glaucoma y soy consciente del miedo de Lauren y de su inquietud. Lloro en mi casa cuando ella no me ve. Sólo me permito llorar allí. Tengo que ser fuerte. Con sus palabras me ha dado a entender el miedo que tiene a su enfermedad aunque no lo dice y no quiero que ella vea que yo también le tengo miedo.

Pensar en ella ciego me parte el corazón. Lauren, una mujer tan fuerte, tan posesiva, tan llena de vida… ¿Cómo puede quedarse ciega?

Comienzo a tener pesadillas. Ya son cuatro noches seguidas las que me despierto sobresaltada entre sus brazos y ella me acuna mientras maldice por habérmelo explicado. Mi apetito desaparece y, aunque intento sonreír, la sonrisa se queda en el camino. Ya apenas canto, ni bailo y sólo estoy pendiente de ella. Sólo necesito saber que ella está bien para yo estarlo. Pero una noche, mientras las dos leemos tirados en el sofá de mi piso veo en sus ojos la furia y el dolor por la inseguridad que me ha creado y decido que tengo que hacer algo.

Tengo que cambiar el chip.

Necesito que ella vea que vuelvo a ser la Camz loca que conoció, así que decido tragarme el miedo, la inseguridad y las lágrimas y comienzo día a día a ser la que era. Ella respira y me lo agradece.

A partir de ese momento, Lauren comienza a viajar más a Alemania. Su sobrino lo necesita y ella me necesita a mí tanto como yo a ella. Dos semanas después, cuando suena el despertador un lunes a las siete y media, Lauren ya está levantada. Se acerca a mí, me besa con cariño y yo la acepto gustosa. No podemos ir juntas a la oficina. Me niego. La gente cuchichearía y no quiero. Al final, Lauren llama a Tomás, éste la recoge en la puerta de mi casa y se va. Yo voy a por mi coche y me dirijo al trabajo.

En la cafetería de la planta nueve, tomo un café en compañía de Shawn cuando veo aparecer a Lauren junto a mi jefa y dos jefes más. Una fugaz mirada de ella me hace saber que lo incomoda verme sentada con mi compañero. Pero no me levanto. Shawn es un amigo y ella tiene que aceptarlo.

Cuando regresamos a nuestro despacho, intuyo que me observa desde el suyo. Cada vez que cruzo una mirada con ella, siento mi cuerpo arder y más cuando siento que sus ojos me abrasan.

Sé lo que piensa…

Sé lo que quiere…

Sé lo que desea…

Pero ambas debemos mantener la compostura y esperar a la noche, a que llegue nuestro momento de intimidad para disfrutarlo.

Aquella mañana a las doce, Lauren sale de su despacho. Su cara es indescriptible. ¿Qué le pasa? La sigo con la mirada, disimuladamente, mientras camina por la planta y de pronto veo que va directo a una joven rubia que está junto a los ascensores. Se dan dos besos en la mejilla y ella le acaricia el rostro. ¿Será Ale?

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora