Segundo Libro Capitulo 26

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Por la mañana, cuando me levanto, Lauren está tomando café en la cocina. Flyn está junto a ella, y cuando me ven, los dos me miran.

—Buenos días, Camz —dice Lauren.

—Buenos días —respondo.

No me acerco a ella. No le doy mi beso de buenos días, y Flyn nos observa. Simona rápidamente me acerca un café y sonrío al ver que me ha hecho churros. Encantada, se lo agradezco y me siento a comérmelos. El silencio es sepulcral en la cocina, cuando por norma soy yo la que habla e intenta sacar tema de conversación.

Lauren me mira, me mira y me mira; sé que mi actitud no le gusta. La incomoda. Pero me da igual. Quiero incomodarla, tanto o más como ella me incomoda a mí.

Norbert entra en la cocina y le indica a Flyn que se dé prisa o llegará tarde al colegio. Al momento, suena mi teléfono. Es Taylor. Sonrío, me levanto y salgo de la cocina. Subo las escaleras y llego hasta mi dormitorio.

—¡Hola, loca! —la saludo.

Taylor se ríe.

—¿Cómo va todo por allí?

Resoplo, miro por la ventana y respondo:

—Bien. ¡Ya tú sabes mi amol! Con ganas de matar a tu hermana.

De nuevo, resuena la risa de Taylor.

—Entonces, eso significa que todo sigue bien.

Tras hablar con ella durante un rato queda en pasar a recogerme. Quiere que la acompañe a comprarse algo de ropa. Cuando cierro el móvil, al darme la vuelta, Lauren está detrás de mí.

—¿Has quedado con mi hermana?

—Sí.

Paso por su lado, y Lauren, alargando la mano, me para.

—Camz..., ¿no me vas a volver a hablar?

La miro y respondo con seriedad:

—Creo que te estoy hablando.

Lauren sonríe. Yo no. Lauren deja de sonreír. Yo me río por dentro.

Me agarra por la cintura.

—Escucha, cariño. Sobre lo que ocurrió ayer...

—No quiero hablar de ello.

—Tú me has enseñado a hablar de los problemas. Ahora no puedes cambiar de opinión.

—Pues mira —contesto con chulería—, por una vez, voy a ser yo la que no quiera hablar de los problemas. Me tienes harta.

Silencio. Tensión.

—Cariño, discúlpame. Ayer no fue un buen día para mí y...

—Y lo pagaste con el pobre Susto, ¿verdad? Y de paso me recordaste que ésta es tu casa y que Flyn es tu sobrino. Mira, Lauren, ¡vete a la mierda!

La miro. Me mira. Reto en nuestras miradas, hasta que murmura:

—Camz, ésta es tu casa y...

—No, guapita, no. Es tu casa. Mi casa está en España, un lugar del que nunca debería haber salido.

De un tirón, me acerca a ella y sisea:

—No sigas por ese camino, por favor.

—Pues cállate, y no hables más sobre lo que ocurrió ayer.

Tensión. El aire se corta con un cuchillo. Pienso en la moto. Cuando se entere, me descuartiza. Nos miramos y, finalmente, mi alemana dice:

—Tengo que marcharme de viaje. Te lo iba a decir ayer, pero...

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora