Segundo Libro Capitulo 14

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Ataviada con un bonito vestido rojo que me he comprado esta tarde, me miro en el espejo de la habitación. Me he hecho un moño alto, y mi apariencia es sofisticada. Llueve una barbaridad. Hay una tormenta tremenda, y los truenos me hacen encogerme. No soy miedosa, pero los truenos nunca me han gustado.

Llamo a mi padre por teléfono a Jerez y hablo con él y con mi hermana. De fondo escucho las risotadas de mi sobrina y se me encoge el corazón. Mientras charlamos por teléfono, todos parecemos felices, a pesar de que sabemos que nos echamos mucho de menos. Muchísimo.

Tras colgar el teléfono algo emocionada, decido retocarme el maquillaje. He llorado, tengo la nariz como un tomate y necesito una puesta a punto. Cuando creo que ya estoy totalmente presentable otra vez, salgo de la habitación y, tras bajar por la presidencial escalera, aparezco en el salón. Es la última noche del año y quiero pasarlo bien con Lauren y Flyn. Lauren, al verme aparecer, se levanta y camina hacia mí. Está guapísima con su traje oscuro y su camisa celeste.

—Estás preciosa, Camz. Preciosa.

Me besa en los labios y su beso me sabe a deseo y amor. Durante una fracción de segundo nos miramos a los ojos, hasta que una vocecita protesta.

—Dejad de besaros ya. ¡Qué asco!

Flyn no soporta nuestras demostraciones de afecto, y eso nos hace sonreír, aunque al niño no le parece gracioso. Cuando me fijo en él, va vestido como Lauren, pero ¡en miniatura! Asiento con aprobación.

—Flyn, así vestido, te pareces mucho a tu tía. Estás muy guapo.

El crío me mira y esboza una sonrisita. Le ha gustado mi comentario sobre que se parece a su tío, pero, aun así, me apremia para cenar.

—Vamos..., llegas tarde y tengo hambre.

Miro el reloj. ¡No son ni las siete!

¡Por Dios!, pero ¿cómo pueden cenar tan pronto?

Este horario guiri me va a matar. Lauren parece leer mis pensamientos y sonríe. Cuando me recompongo, contemplo la preciosa y engalanada mesa que Simona y Norbert nos han preparado y pregunto mientras Lauren me guía hacia una de las sillas:

—Bueno, y en Alemania, ¿qué se cena la última noche del año?

Pero antes de que me puedan responder se abre la puerta y aparecen Simona y Norbert con dos soperas que dejan sobre la bonita mesa. Sorprendida, observo que en una de las soperas hay lentejas, y en otra, sopa.

—¿Lentejas? —digo entre risas.

—¡Puag! —gesticula Flyn.

—Es tradición en Alemania, al igual que en Italia —contesta Lauren, feliz.

—La sopa es de chicharrones con salchichas, señorita Camila, y está muy sabrosa — indica Simona—. ¿Le pongo un poquito?

—Sí, gracias.

Simona llena mi plato, y todos me miran. Esperan que la pruebe. Cojo mi cuchara y hago lo que desean. Efectivamente, está muy buena. Sonrío, y los demás también lo hacen.

Incapaz de callar lo que pienso, mientras Norbert bromea con Flyn y Simona le llena el plato de sopa, miro a Lauren y cuchicheo:

—¿Por qué no les dices a Simona y Norbert que se sienten con nosotros a cenar?

Mi propuesta en un principio le sorprende, pero tras entender lo que pretendo finalmente accede.

—Simona, Norbert, ¿les apetece cenar con nosotros?

El matrimonio se mira. Por su cara imagino que es la primera vez que Lauren les propone algo así.

—Señora—responde Norbert—, se lo agradecemos mucho, pero ya hemos cenado.

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora