A la mañana siguiente, cuando Lauren me despierta y me anima a levantarme, estoy hecha unos zorros.
Vamos a ver, ¿por qué antes podía pasarme la noche en vela, de juerga, y ahora, cuando salgo, al día siguiente me cuesta tanto reponerme?
Sin lugar a dudas, y como diría mi superhermana Sofia, ¡kaki, la edad no perdona!
Y es cierto.
Hasta hace un tiempo mi cuerpo se recuperaba rápidamente, pero ahora, cada vez que trasnocho, al día siguiente estoy fatal.
¡Me hago mayor!
Los niños, que ya se han levantado, nos esperan con Pipa y Simona en la cocina.
Mientras se viste, Lauren me mira y dice:
—Vamos, dormilona. Levanta.
Yo miro el reloj y resoplo.
—Pero si sólo son las nueve y media, cariño.
A través de mis pestañas, veo cómo ella sonríe y se acerca a mí.
—De acuerdo —responde—. Sigue durmiendo, pero luego no te quejes cuando te cuente las graciosas pedorretas que hace Cristina o las risas del pequeño Cameron por la mañana.
Pensar en ellos me reactiva el alma. Sólo podemos desayunar los cinco juntos los fines de semana y, como adoro a mis niños, me levanto y murmuro:
—Vale. Espérame.
Lauren me observa y sonríe cuando camino hacia el baño.
Me miro al espejo. Mi aspecto deja mucho que desear: pelo revuelto, ojos hinchados y gesto agotado. Aun así, en lugar de regresar de nuevo a la cama, me lavo la cara, los dientes y, tras recogerme la melena en una coleta alta, vuelvo a la habitación.
—Quiero mi beso de buenos días —exige Lauren mirándome.
Encantada por su petición, la beso, la beso y la beso y, cuando mi respiración se acelera, ella murmura mimoso:
—Me sabe mal decirte que no, pero los niños nos esperan.
¡Aisss, los niños...! Desde que tenemos niños y Lauren está tan centrada en la empresa, nuestros momentos locos como el de la noche anterior bailando en el garaje casi se han esfumado, aunque cuando los tenemos son ¡lo mejor!
Me entra la risa. ¿Por qué mi mujer me pone a cien a cualquier hora del día?
Con mirada de víbora divertida, me separo de ella y me pongo rápidamente una bata. No es lo más sexi del mundo, pero es lo más socorrido a estas horas.
Una vez listos, mi chica me cede el paso para que vaya delante de ella y, en cuanto salimos de la habitación, me da un azote en el trasero y murmura cuando yo la miro:
—Anoche lo pasamos bien, ¿verdad?
Asiento.
—Tú y yo siempre lo pasamos bien — respondo enamorada de ella como una colegiala.
Sonríe..., sonrío y, cogidas de la mano, nos encaminamos hacia la cocina.
Al entrar, Flyn, mi mayorzote, que ahora no da besos porque le parecen absurdos, protesta cuando intento besuquearlo.
—Mamáaaaaaaaa, por favorrrrrrrr —dice huyendo de mis brazos.
—Dame un beso, que lo necesito —insisto para hacerlo rabiar.
Pero mi niño, que ya está en plena edad del pavo, me mira y dice con tono de reproche:
—Jolines, ¡para de una vez!
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Seré Solo Tu Ya
FanfictionLauren Jauregui es una empresaria que viaja a España por cuestiones de trabajo. Ahí conoce a Camila, al poco tiempo siente una enorme atracción por ella, y ella no se resiste. Las dos empiezan a tomar parte de una relación extremadamente apasionada...