Capitulo 62

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La baja dura tres semanas y la aprovecho para hacer una última limpieza en casa y comenzar a guardar en cajas las cosas que me quiero llevar a Alemania. Lauren quiere comprarme un coche más seguro y resistente pero yo me niego. Mi Seat León me encanta. Mi seguro lo arregla en un tiempo récord, y supongo que ha sido Lauren quien les ha metido caña. Queda como nuevo.

Lauren me cuida con mimo y me ayuda con las cajas. No me voy a llevar muchas cosas, excepto ropa, fotos, libros y mi música. El resto quiero que se quede todo aquí y, a medida que pase el tiempo, me lo iré llevando poco a poco.

El día que aparezco en la oficina todos me miran. Me observan con curiosidad. Saben que soy la novia de la jefaza y hacen eso que tanto odio: ¡cuchichear!

Shawn se acerca a mí nada más verme.

—Ahora que eres la novia de la jefa, ¿desayunas conmigo? —pregunta con guasa.

Lo miro divertida.

—Anda, petardo… vamos.

En el camino se preocupa por mi estado de salud. Le explico mi accidente y él me escucha horrorizado. En la cafetería, cuando voy a pagar, los empleados no me dejan. Tienen orden de la señora Jauregui de no cobrar nada de lo que yo consuma. Todo se pone a su cuenta.

Cuando regreso a mi puesto de trabajo, mi jefa sale a saludarme. Su tono de voz ahora es suave e incluso intenta ser agradable conmigo. Menuda perraca es ésta. Ahora que sabe que soy la novia de Lauren me lleva entre algodones.

A los diez minutos de llegar, veo que entra una chica al despacho y se sienta a la mesa que era de Shawn. Me mira y pregunta:

—¿Eres Camila?

Asiento y añade.

—Soy Claudia, la nueva secretaria de la señora Jauregui mientras esté en España.

Sorprendida, la miro. Lauren no me ha comentado nada en el tiempo que he estado de baja, pero no me extraña, Lauren no ha querido hablar absolutamente nada del trabajo en mi convalecencia. Incluso quería que el médico me ampliara la baja, pero yo no lo permití. Eso lo hizo enfadar, pero a mí me dio igual. Mi baja se finaliza y yo comienzo a trabajar.

Cuando Lauren entra por la puerta, me mira. Yo también la miro.

—Buenos días, señora Jauregui.

Suelta el maletín sobre mi mesa, se acerca a mí y me da un beso en los labios que deja a mi jefa y a la nueva secretaria tiesas. Tras aquel más que deseado beso, murmura:

—Buenos días, Camz. ¿Te encuentras bien?

Aturdida por aquel recibimiento, no sé adónde mirar mientras veo que Lauren retiene sus ganas de reír. Finalmente sonrío.

—Buenos días, Lauren. Me encuentro bien y dispuesta para trabajar.

Mi jefa, encantada de haberse conocida, dice:

—Pero qué bonita parejita hacéis los dos.

¡Falsa! La conozco y veo la falsedad en sus ojos y en cómo me mira.

—Gracias —responde Lauren.

Mi jefa me repasa de arriba abajo. Sigue sin creer lo que ve.

—¡Oh, qué anillo más bonito llevas! ¿Es lo que imagino?

Lauren coge mi mano, me besa los nudillos y añade con posesión:

—Un diamante para mi precioso diamante.

Sus palabras me acaloran, sobre todo al ver cómo me miran esas dos. Finalmente, tras un incómodo silencio, mi jefa se vuelve hacia mí.

—Camila, ella es la nueva secretaria de Lauren. Se llama Claudia Sánchez y es mi hermana pequeña. Ella ocupará tu puesto cuando tú te traslades a Alemania.

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora