segundo Libro Capitulo 42

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Diez días después hay una convención de Jauregui en Múnich a la que tengo que asistir. Intento escaquearme, pero Gerardo y Shawn no me lo permiten, e intuyo que la señora Jauregui tiene algo que ver en ello. Cuando mi avión llega aquí los recuerdos me avasallan. De nuevo estoy en esta majestuosa ciudad. Acompañada por Shawn y varios jefazos más de todas las delegaciones de España llegamos hasta el lugar donde se organiza la convención a las once de la mañana. Una vez allí me siento junto a Shawn y la convención empieza. Busco a Lauren entre la multitud de asistentes y la localizo. Está en la primera fila, y el corazón se me encoge cuando la veo junto a Lucy. ¡Bruja!

Como siempre parecen muy compenetradas y, cuando Lauren sube al estrado para hablar delante de más de tres mil personas llegadas de todas las delegaciones, la miro con orgullo. Escucho todo lo que dice y soy consciente de lo guapa, guapísima que está con aquel traje gris oscuro. Cuando su discurso acaba y Lucy sube al estrado junto a ella, me tenso. Lauren la ha cogido por la cintura, y ella, encantada, saluda con gesto de triunfo.

Shawn me mira. Yo trago con dificultad, pero intento sonreír. Tras el acto, unos camareros comienzan a pasar copas de champán y canapés. Parapetada entre mis compañeros españoles, estoy al tanto de todo. Lauren se acerca, junto lucy. Ambas saludan a todos los asistentes y deseo salir corriendo cuando la veo llegar hasta mi grupo. Con una encantadora, pero fría, sonrisa, nos mira a todos. No me presta ninguna atención especial, y cuando me saluda ni siquiera posa sus ojos en los míos. Me da la mano como a uno más y después se marcha para seguir saludando al resto de los comensales. Lucy cruza una mirada conmigo y veo la guasa en sus ojos. ¡Será perra!

Mientras saludan a otros, observo cómo Lauren vuelve a coger a Lucy por la cintura y se hace fotos. En ningún momento hace ademán de mirarme. Nada, absolutamente nada. Es como si nunca nos hubiéramos conocido. Sin pestañear observo cómo se hace fotos con otras mujeres, y la carne se me pone de gallina cuando veo que Lauren dice algo a una mirándole los labios. La conozco. Sé lo que significa esa mirada y a lo que conllevará. Me pica el cuello. ¡Los ronchones! ¡Oh, no! Los celos pueden conmigo, ¡no puedo soportarlo!

Cuando ya no aguanto más, busco una salida. Tengo que salir de allí como sea. Cuando llego hasta una de las puertas, alguien me toma la mano. Me doy la vuelta con el corazón acelerado y veo que es Shawn. Por un instante, he pensado que sería Lauren.

—¿Dónde vas?

—Necesito un poco de aire. Hace mucho calor ahí dentro.

—Te acompaño —dice Shawn.

Cuando encontramos por fin una salida, Shawn saca una cajetilla de tabaco y le pido uno. Necesito fumar. Tras las primeras caladas mi cuerpo se comienza a tranquilizar. La frialdad de Lauren, unida a Lucy y a cómo ha mirado a otras mujeres, ha sido demasiado para mí.

—¿Estás bien, Camila? —pregunta Shawn.

Asiento. Sonrío. Intento ser la chispeante chica de siempre.

—Sí, es sólo que hacía mucho calor.

Shawn asiente. Sé que imaginará cosas, pero no quiero hablarlo con él. Tras el cigarrillo, soy yo la que propongo entrar de nuevo. Debo ser fuerte y se lo tengo que demostrar a ella, a Lucy, a Shawn y a todo el mundo.

Con paso seguro, regreso hasta el grupo de España e intento integrarme en las conversaciones, pero no puedo. Cada vez que me doy la vuelta, Lauren está cerca, halagando a alguna mujer. Todas quieren fotos con ella; todas, menos yo.

Dos horas después, cuando estoy en uno de los baños, oigo cómo una de esas mujeres dice que la jefaza Lauren Jauregui le ha dicho que es muy mona. ¡Será boba la tía! Sin poder evitarlo, la miro. Es una pibóna tremendo. Una italiana de enormes pechos, curvas sinuosas y pelo cobrizo. Se muestra nerviosa y lo entiendo. Que Lauren te diga algo así mirándote es para ponerte nerviosa.

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora