Cuarto Libro Capitulo 6

1.6K 68 0
                                    

Llega el viernes.

Lauren se ajusta la corbata ante el espejo de nuestra habitación y yo protesto desde la cama:

—Venga, va, Lauren, el año pasado no fui a la Feria de Jerez.

Ella me observa a través del espejo con su gesto serio y responde:

—Porque tú no quisiste, pequeña..., porque tú no quisiste.

Valeeeee... Tiene razón. Ella tenía un viaje a la República Checa y preferí acompañarlo. Sigue anudándose el nudo de la corbata cuando añade:

—Cariño, ve tú a la feria y dale el gusto a tu padre. Yo estoy muy ocupada. Sabes que voy a tope de trabajo y...

—¿Por qué no delegas parte de tus tareas a alguno de los directivos?

—Camz..., no comiences —murmura.

—Pero vamos a ver... —protesto levantándome—. Antes delegabas una gran parte del trabajo en ellos y podíamos estar más tiempo juntas. ¿De qué sirve el dinero si no lo podemos disfrutar?

El gesto de mi alemana se descompone, ¡faltaría más! Ya estoy diciendo algo que la incomoda y, sin responder a lo que le he preguntado, replica:

—Mira, Camz, es mi empresa, tengo que atenderla, y no puedo perder el tiempo en ir de fiestecita a Jerez, ¡entiéndelo!

Eso me subleva. Por supuesto que Lauren me anima a que vaya a la Feria de Jerez, pero yo quiero que me acompañe. Poder caminar del brazo de mi espectacular mujer, pasar tiempo con ella y hacerle saber a todo el mundo lo asquerosamente feliz que soy. Si voy sola, comenzarán las habladurías, y no me apetece que le pongan la cabeza como un bombo a mi padre.

Pero ya me ha quedado claro que Lauren no está por la labor y, como no quiero discutir con ella, cuando comienza a sonar en nuestro equipo de música la canción Me muero de La Quinta Estación, miro a mi chicarrona, me levanto, me planto ante ella y digo:

—Vamos. Baila conmigo.

Lauren me mira, sigue con el ceño arrugado y protesta.

—Camz, tengo prisa.

No desisto y, mientras mentalmente tarareo eso de «me muero por besarte, dormirme en tu boca», insisto:

—Vamos, Icewoman, baila conmigo.

Pero nada, ¡ni Icewoman ni leches! Al parecer, hoy no es el día, y Lauren vuelve a fulminarme mientras protesta:

—Camz. Te he dicho que tengo prisa y no estoy para tonterías.

Oír eso me molesta. ¿Por qué es incapaz de ver mi detalle? ¿Por qué no se muere por bailar conmigo?

—Pues vale —murmuro sentándome de nuevo en la cama—. Tú te lo pierdes.

Durante unos segundos permanecemos las dos callados mientras contemplo cómo mi amor se pone la chaqueta. Dios, qué increíble está vestida con traje.

Al ver que me observa a través del cristal para comprobar si estoy enfadada por el desplante que acaba de hacerme con el bailecito, digo dispuesta a seguir con el tema de Jerez:

—Oye, Lauren, yo te acompaño todos los años sí o sí a la Oktoberfest y...

—Camz, ¡no es lo mismo!

Oírla decir eso me hace reír, pero de maldad, y achinando los ojos siseo:

—¿Cómo que no es lo mismo?

—Cariño, la Oktoberfest se celebra en Múnich y no tengo que dejar nada de lado, pero para ir a Jerez, he de aparcar las obligaciones y viajar a otro país; ¿acaso eres incapaz de entender lo que digo?

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora