Como ya imaginaba, durante el tratamiento Lauren se ha vuelto todavía más insoportable. Una auténtica tirana con todos. No le hace gracia nada de lo que tiene que hacer y protesta día sí, día también. Como la conozco, no le hago ni caso, aunque a veces sienta unas irrefrenables ganas de meter su cabeza en la piscina y no sacarla.
Taylor ha hablado con varios especialistas durante estos días. Como es lógico, quiere lo mejor para su hermana y me mantiene informada de todo. Las gotas que Lauren se tiene que echar en los ojos la destrozan. Le duele la cabeza, le revuelven el estómago y no la dejan ver bien. Se agobia.
—¿Otra vez? —protesta Lauren.
—Sí, cariño. Toca echarlas de nuevo —insisto.
Maldice, blasfema, pero, cuando ve que no me muevo, se sienta y, tras resoplar, me permite hacerlo.
Sus ojos están enrojecidos. Demasiado. Su color verde está apagado. Me asusto. Pero no dejo que vea el miedo que tengo. No quiero que se agobie más. Ella también está asustada. Lo sé. No dice nada, pero su furia me hace ver el temor que tiene a su enfermedad.
Es de noche y estamos envueltas por la oscuridad de nuestra habitación. No puedo dormir. Ella, tampoco. Sorprendiéndome, pregunta:
—Camz, mi enfermedad avanza. ¿Qué vas a hacer?
Sé a lo que se refiere. Me acaloro. Deseo machacarle por permitirse pensar tonterías. Pero, volviéndome hacia ella en la oscuridad, respondo:
—De momento, besarte.
La beso, y cuando mi cabeza vuelve a estar sobre la almohada, añado:
—Y, por supuesto, seguir queriéndote como te quiero ahora mismo, cariño.
Permanecemos calladas durante un rato, hasta que insiste:
—Si me quedo ciega, no voy a ser una buena compañera.
La carne se me pone de gallina. No quiero pensar en ello. No, por favor. Pero ella vuelve al ataque.
—Seré un estorbo para ti, alguien que limitará tu vida y...
—¡Basta! —exijo.
—Tenemos que hablarlo, Camz. Por mucho que nos duela, tenemos que hablarlo.
Me desespero. No tengo nada de que hablar con ella. Da igual lo que le pase. Yo la quiero y la voy a seguir queriendo. ¿Acaso no se da cuenta de ello? Pero, al final, sentándome en la cama, siseo:
—Me duele oírte decir eso. ¿Y sabes por qué? Porque me haces sentir que si alguna vez a mí me pasa algo debo dejarte.
—No, cariño —murmura, atrayéndome hacia ella.
—Sí..., sí, cariño —insisto—. ¿Acaso yo soy diferente a ti? No. Si yo tengo que plantearme tener que dejarte, tú deberás plantearte tener que dejarme a mí ante una enfermedad. —Con cierta sensación de agitación, continúo hablando—: ¡Oh, Dios!, espero que nunca me pase nada, porque, si encima de que me pasa algo, tengo que vivir sin ti, sinceramente, no sabría qué hacer.
Tras un silencio que me da a entender que Lauren ha comprendido lo que he dicho, me acerca a ella y besa mi frente.
—Eso nunca ocurrirá porque...
No la dejo continuar. Me levanto de la cama. Abro mi cajón. Saco varias cosas, entre ellas una media negra, y sentándome a horcajadas sobre ella, digo:
—¿Me dejas hacer algo?
—¿El qué? —pregunta, sorprendida por el giro de la conversación.
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Seré Solo Tu Ya
FanfictionLauren Jauregui es una empresaria que viaja a España por cuestiones de trabajo. Ahí conoce a Camila, al poco tiempo siente una enorme atracción por ella, y ella no se resiste. Las dos empiezan a tomar parte de una relación extremadamente apasionada...