Segundo Libro Capitulo 27

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Tras la comida, Taylor me deja en la casa de Lauren. Simona me indica que Flyn está haciendo los deberes en su sala de juegos y que ella se va con Norbert al supermercado. Ha grabado el capítulo de «Locura esmeralda» y más tarde lo veremos. Asiento, subo a la habitación y me cambio de ropa. Me pongo una camiseta y un pantalón de algodón gris para estar por casa y decido ir a ver cómo está el niño.

Cuando abro la puerta, me mira. Por su gesto, está enfadado. Pero vamos, eso no me extraña. Vive enfadado. Me acerco a él y le revuelvo el pelo.

—¿Qué tal hoy en el cole?

El crío mueve al cabeza para que lo deje de tocar y responde:

—Bien.

Veo que su labio está mejor que ayer. Niego con la cabeza. Esto no puede continuar así y, agachándome para estar a su altura, murmuro:

—Flyn, no debes permitir que los chicos te sigan haciendo lo que te hacen. Debes defenderte.

—Sí, claro, y cuando lo hago, mi tía se enfada —espeta furioso.

Recuerdo lo que me contó Lauren y asiento.

—Vamos a ver, Flyn, entiendo lo que dices. No sé bien qué ocurrió ayer para que a ese muchacho le tuvieran que dar puntos.

El niño no me mira, pero por lo tieso que se ha puesto intuyo que le molesta lo que digo.

—Escucha, tú no debes permitir que...

—¡Cállate! —grita, airado—. No sabes nada. ¡Cállate!

—Vale. Me callaré. Pero quiero que sepas que estoy al corriente de lo que pasa. Lo he visto. He visto cómo esos supuestos amiguitos tuyos que van contigo en el coche, cuando desaparece Norbert, te empujan y se burlan de ti.

—No son mis amigos.

—Eso no hace falta que me lo jures —me mofo—. Ya me he dado cuenta. Lo que no comprendo es por qué no se lo explicas a tu tía.

Flyn se levanta. Me empuja para sacarme de la habitación y me echa. Cuando cierra la puerta en mis narices, mi primer instinto es abrirla y cantarle las cuarenta, pero tras pensarlo decido dejarlo. Ya le he dicho que lo sé. Ahora debo esperar a que me pida ayuda. Mi móvil suena. Es Lauren.

Encantada, hablo con ella durante más de una hora. Me pregunta por mi día, yo a ella por el suyo, y después nos dedicamos a decirnos cosas bonitas y calientes. La adoro. La quiero. La echo de menos. Antes de colgar, dice que me volverá a llamar cuando llegue al hotel. ¡Genial!

Cuando cuelgo, aburrida y sin saber qué hacer, me meto en la habitación que Lauren dice que es mía y me pongo a sacar de las cajas mis CD de música. Al ver el CD de Malú que tan buenos recuerdos me trae, decido ponerlo en mi pequeño equipo de música.

Sé que faltaron razones..., sé que sobraron motivos.

Contigo porque me matas... y ahora sin ti ya no vivo.

Tú dices blanco..., yo digo negro.

Tú dices voy..., yo digo vengo.

Mientras tarareo esa canción que para mí y mi loco amor es tan importante, continúo sacando cosas de las cajas. Miro con cariño mis libros y comienzo a colocarlos en las estanterías que he comprado para ellos.

De pronto, la puerta de la habitación se abre de par en par, y Flyn dice muy enfadado:

—Quita la música. Me molesta.

Lo miro sorprendida.

—¿Te molesta?

—Sí.

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora