Durante los días del tratamiento no va a trabajar. No puede. Desde casa yo la ayudo con los e-mails y respondo como una buena secretaria a todo lo que ella me pide. Cuando recibe algún correo de Lucy, siento ganas de degollarla. ¡Bruja! Con curiosidad cotilleo los mensajes entre ellas dos y me parto de risa al leer uno de meses atrás en el que Lauren le exige que cambie su actitud en cuanto a ella. Le explica que es una mujer con pareja y que su pareja para ella es lo primero. ¡Olé y olé mi Icewoman! Me gusta ver que le ha dejado las cosas claras a esa lagarta.
En varias ocasiones, deseo meterle la cabeza en la papelera o graparle las orejas a la mesa cuando se pone tonta y gruñona. ¡Es insoportable! Pero, cuando se le pasa, ¡la adoro y me la como a besos!
Clara, su madre, viene a visitarla y, cuando Lauren no está pendiente de nosotras, me anima para que vaya a por la moto de Cristina. Decididamente, voy a ir a por ella. Tras los días de tensión que estoy pasando con Lauren, necesito desfogarme. Y saltar con una moto de motocross, para mí, es la mejor opción.
El día de la operación se acerca. A Lauren le sube la tensión y yo intento relajarla de la mejor manera que sé. ¡Con sexo! Una de las noches en las que mi Icewoman está tumbada en la cama con un antifaz de gel frío sobre los ojos para que le descanse la vista, decido sorprenderla para que no piense en la operación. Cariñosa, me tumbo sobre ella y susurro sobre su boca:
—¡Hola, señora Jauregui!
Lauren se va a quitar el antifaz y yo le sujeto las manos.
—No..., no te lo quites.
—No te veo, cariño.
Acercando mi boca a su oído, musito para ponerle la carne de gallina:
—Para lo que voy a hacer, no me tienes que ver.
Sonríe, y yo también.
—Vamos a jugar a varios juegos quieras o no quieras.
—Vale..., pues quiero —dice con humor.
La beso. Me besa, y paladeo su pasión.
—Te explico cómo se juega, ¿te parece? —Lauren asiente—. El primer juego se llama «La pluma». Yo la paso por tu cuerpo, y si estás más de dos minutos sin reírte, sin hablar y sin quejarte, haré lo que me pidas, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, pequeña.
—El segundo juego se llama «La caja de los deseos y los castigos».
—Sugerente nombre. Éste creo que me va a gustar —asevera, riendo mientras me agarra por la cintura posesivamente. Divertida, le quito las manos
—Céntrate, cariño. En una cajita he metido cinco deseos y cinco castigos. Tú eliges uno, lo leo, y si no me concedes ese deseo, te impongo un castigo. —Lauren ríe, y prosigo—: Y el tercer juego trata de que tú te dejes hacer. Por lo tanto, quietecita que yo te hago. ¿Qué te parece?
—Perfecto —dice, alegre.
—Genial. Si veo que no te estás quietecita, te ataré, ¿entendido?
Lauren suelta una carcajada y asiente.
—Muy bien, señora Jauregui, lo primero que voy a hacer es desnudarla.
Con mimo, le quito la camiseta blanca y el pantalón de algodón negro que lleva. Cuando le voy a quitar los calzoncillos, ¡guau!, ya está empalmada, y la boca se me reseca inmediatamente. Lauren es tentadora; muy, muy tentadora. Sin decirle nada, enciendo la cámara de vídeo; quiero que luego se vea en los juegos. Estoy segura de que le gustará y la hará reír.
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Seré Solo Tu Ya
FanfictionLauren Jauregui es una empresaria que viaja a España por cuestiones de trabajo. Ahí conoce a Camila, al poco tiempo siente una enorme atracción por ella, y ella no se resiste. Las dos empiezan a tomar parte de una relación extremadamente apasionada...