Cuando el taxi me lleva hasta la puerta de la enorme mansión donde vive Lauren, lo pago con la Visa y me bajo. Como era de esperar, vuelve a nevar y mis botas se hunden en la nieve, pero no importa; estoy feliz, además de congelada. Cuando el taxi se marcha me quedo sola ante la imponente verja y un ruido cercano me alerta. Miro hacia los cubos de basura que hay a mi izquierda y me sobresalto. Unos ojazos brillantes y saltones me observan, y grito.
—¡Joder, qué susto!
Mi chillido hace que el pobre perro huya despavorido. Creo que se ha asustado más que yo. Una vez que me quedo sola de nuevo, busco el timbre para que me abran, pero entonces veo que se enciende una luz en la casita de Simona y Norbert. Las cortinas de una ventana se mueven y de pronto se abre una puerta junto a la verja.
—¿Señorita Camila? ¡Por todos los santos, se va a usted a congelar!
Me vuelvo y veo a Norbert, el marido de Simona que, abrigado con un oscuro abrigo hasta los pies, corre hacia mí.
—Pero ¿qué hace aquí con este frío? ¿No se había marchado a España?
—He cambiado de planes en el último momento —respondo tiritando a la par que sonriendo.
El hombre asiente, me devuelve la sonrisa y me apremia mientras caminamos hacia la portezuela lateral.
—Pase, por favor. He oído que un coche paraba en la puerta, y por eso me he asomado. Entre. La llevaré de inmediato a la casa.
Juntos atravesamos el enorme jardín lo más rápidamente que podemos. Los dientes me castañetean, y el hombre se ofrece a darme su abrigo. Me niego. Eso no lo voy a consentir. Cuando llegamos a la casa, nos dirigimos hacia la puerta de la cocina. Norbert saca una llave, abre y me invita a pasar.
—Le prepararé algo calentito. ¡Lo necesita!
—No..., no, por favor —digo, cogiéndole las frías manos—. Regrese a su casa. Es tarde y debe descansar.
—Pero, señorita, yo...
—Norbert, tranquilo. Yo lo haré. Ahora, por favor, regrese a su casa.
El hombre acepta a regañadientes y me indica que la señora a esa hora suele estar en su despacho y Flyn dormido. Le agradezco la información y por fin se va.
Me quedo sola en la enorme y oscura cocina, y respiro con agitación. La casa está silenciosa, y eso me pone la carne de gallina, pero ¡he regresado! Tiemblo. Tengo frío, aunque pensar en Lauren y su cercanía me hace empezar a tener calor. Estoy nerviosa, ansiosa por ver su cara cuando me vea.
Incapaz de aguardar un segundo más, me encamino hacia el despacho, y al acercarme, oigo música. Como una niña, acerco mi oreja a la puerta y sonrío al escuchar la maravillosa voz de Norah Jones interpretar la romántica canción Don’t know why.
Desconocía que a Lauren le gustara esa cantante, pero me embruja saberlo.
Abro la puerta en silencio y sonrío al ver a mi chico duro sentado junto a la enorme chimenea con un vaso en la mano mientras mira el fuego. La música, el calor y la emoción de verla me envuelven, y camino hacia ella. De pronto, ella vuelve la cabeza y me ve.
Se levanta. Mi respiración se agita mientras su rostro lo dice todo. ¡Está sorprendida!
Deja el vaso sobre una mesita. Su gesto de asombro me hace sonreír y suelto la mochila que aún llevo en mis congeladas manos.
—Papá te manda un saludo y espera que pasemos una feliz Nochevieja. —Lauren parpadea; yo tirito y prosigo—: Y como me dijiste que podía regresar cuando quisiera, ¡aquí estoy! Y...
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Seré Solo Tu Ya
FanfictionLauren Jauregui es una empresaria que viaja a España por cuestiones de trabajo. Ahí conoce a Camila, al poco tiempo siente una enorme atracción por ella, y ella no se resiste. Las dos empiezan a tomar parte de una relación extremadamente apasionada...