Segundo Libro Capitulo 5

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Cuando me levanto por la mañana es tardísimo. He pasado una nochecita jerezana que no se la deseo ni a mi peor enemigo. Bueno, sí...; a Lauren, ¡sí!

Mi hermana y mi padre ya están liados con la cena de Nochebuena mientras mi cuñado juega a la PlayStation con mi sobrina. Tras tomarme un café, me siento junto a mi cuñado y, diez minutos después, juego a Mario Bros con ellos. Mi móvil suena. Lauren. Directamente lo apago.

A las siete de la tarde, cuando voy a meterme en la ducha, me miro en el espejo. Mi aspecto exterior es bueno, aunque por dentro estoy destrozada. Enciendo el móvil y, tras ver doce llamadas perdidas de Lauren, me encuentro un mensaje de David: «Pasaré a buscarte sobre la medianoche. Ponte guapa».

El «ponte guapa» me hace sonreír. Pero mi sonrisa es triste. Desganada. Con desesperación, me apoyo en el lavabo. ¿Qué me pasa?

¿Por qué no puedo quitármela de la cabeza?

¿Por qué digo una cosa cuando quiero hacer otra?

¿Por qué...? ¿Por qué...?

La respuesta a tanto «¿por qué?» es evidente. La quiero. Estoy enamorada de Lauren hasta las trancas y, como dice Austin, si no me bajo de la burra me voy a arrepentir. Pero no, no me bajo de la burra. Estoy harta de sus tonterías y voy a recuperar mi vida.

Frustrada, decido darme una ducha, pero antes voy a mi habitación en busca de algo. Ya en el baño, corro el pestillo de la puerta, pongo mi CD de Aerosmith y suena Crazy. Subo el volumen y abro el grifo de la ducha. Cierro los ojos y comienzo a moverme sensualmente al compás de la música y, al final, me siento en el borde de la bañera con el vibrador.

Quiero fantasear.

Lo necesito.

Lo anhelo.

Mantengo los ojos cerrados mientras la música suena y retumba en el baño.

I go crazy, crazy, baby, I go crazy

You turn it on, then you’re gone

Yeah you drive me crazy, crazy, crazy for you baby

What can I do, honey?

I feel like the color blue...

Me abro de piernas y dejo volar mi imaginación. Imagino que Lauren está detrás de mí y susurra en mi oreja que abra mis piernas para otros. Calor.

Mis muslos se separan y, con mis dedos, abro mis labios vaginales mientras ofrezco y enseño lo que Lauren, mi morboso y tentador dueño, me pide. Ardor.

Sin demora, paseo mis dedos por mi mojado ofrecimiento. Enciendo el vibrador y lo llevo hasta mi clítoris. El resultado es fantástico, instigador y fabuloso. Una explosión de placer toma mi cuerpo, y cuando voy a cerrar las piernas, la voz de Lauren me pide que no lo haga. Le obedezco y jadeo. Pasión.

Me meto en la vacía bañera y subo mis piernas a ambos lados. Con los ojos cerrados, me expongo a todo el que me quiera mirar. Tumbada y abierta de piernas vuelvo a colocar el vibrador en el centro de mi deseo mientras la voz de Lauren me susurra que juegue y lo pase bien. Atrevimiento.

Mi ardiente cuerpo se mueve excitado mientras me muerdo los labios para no gritar. Lauren está presente. Lauren me pide. Lauren me instiga a correrme. Mi mente vuela y fantasea. Quiero revivir esos momentos pasados y volver a sentirlos. El morbo me gusta. Me atrae tanto como a Lauren. Jadeo. La música suena alta y me puedo permitir murmurar su nombre justo en el momento en el que me incorporo en la bañera y un maravilloso orgasmo me hace convulsionar de placer.

I go crazy, crazy, baby, I go crazy

You turn it on, then you’re gone

Yeah you drive me crazy, crazy, crazy for you baby

Seré Solo Tu YaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora