Pasan los días, las semanas, los meses, y tu presencia brilla por su ausencia. Los caminos que un día nos unieron, se bifurcaron, sin vistas a volver a encontrarse. Puede que algún día te vuelva a ver. Tan guapa como aquella última vez que te besé. Cariño, si eso llegara a pasar, miraré al hielo de tus ojos, y te regalaré mi sonrisa más cálida. Te daré mi mejor sonrisa por aquel invierno que pasamos bajo mis sábanas. Y por aquel verano que disfrutamos a besos en la playa. Te entregaré mi sonrisa más sincera por lo que fuiste para mi. Mi primer amor. Tu me enseñaste que el amor dista mucho de como lo describen en las películas. Que se puede querer un poquito odiando. Aprendí que a pesar de ser tan distintos, y que incluso a pesar de todas las discusiones y orgullo acumulado, el amor siempre triunfa. O al menos en la mayoría de ocasiones. Que no hay palabras más sinceras que un "te quiero" con lágrimas en los ojos. Crecimos juntos como personas, y a ti te debo gran parte de lo que soy hoy en día. Tu me entregaste ese tipo de felicidad que yo desconocía, y que siempre quise regalarte. Después de ti me he enamorado más veces. Y espero que tu también. Pero nadie ha sido tan especial como lo fuiste tu. Como lo fuimos juntos. Nadie hasta hoy ha despertado en mi ni la mitad de los sueños que tu conseguiste cumplir. Lo nuestro fue amor real y sincero. De los que dan vida. Por eso comprende que he muerto un poquito desde que ya no estás. Ahora el mundo tiene un velo gris y triste que lo cubre todo. Incluso a veces no me encuentro, y me reconozco en los días de lluvia. Esos que aprendí a amar contigo, y que ahora odio con lo que me dejaste de corazón. Cariño, si ese día llegara, y el destino nos otorga el capricho de lograr que nuestras miradas se vuelvan a cruzar, te pintaré la sonrisa más grande; por ti, por mi, y por aquella vez que casi volvimos a cruzar los caminos.
