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Melancolía de otoño, acompañada por alguna canción que suena de fondo entre dulces notas de un piano. El café se me enfría mientras me quedo absorto recordando como era eso de besarte, aquello de entrar en tus pupilas y perderme en tu mirada. Con mis manos frías sujeto la taza buscando algo de calor. Otro sábado más. Otro sábado sin ti. Otro sábado que no te haré el amor. Otro sábado que mi cama se queda vacía. Otro sábado que pasará al compás lento de las agujas del reloj, que en su armonía llevan la cuenta de todos los segundos en los que ya no eres mía. Solo es otro sábado que tachar en el calendario. En días como hoy los pensamientos fluyen algo más lentos, casi a la misma velocidad que el tiempo desde que tu ya no estás. Que de tiempo he desperdiciado buscándote en besos que no saben a nada, en besos que hacen daño, en camas donde sus sábanas no abrazan, donde no encuentro el escalofrío de acariciar tu piel desnuda. Suspiro, y enciendo otro cigarro más, ya que estoy en duda de quien me matará antes, si él o tu ausencia. Sigo, y escondo mi sonrisa tras el humo. El verano se fue a paso lento, y todo esfuerzo por borrar tus huellas es inutil. Estoy como siempre, tristemente feliz escribiéndote, observando por mi ventana gris como caen las hojas de los árboles agitadas por una suave brisa fría. Veo como visten el suelo de marrón, y como este otoño tampoco saldremos de la mano a pisarlas juntos. Doy una calada pausada a mi cigarro, y me pregunto si tu también te caes. Si caes en mi recuerdo, si caes en el olvido de no querer recordarme más. Si caes por amor, por quien, en que cama, en que labios, en que vicios. Si te levantas sola en cada caída, o si te ayudan. Yo no me levanté desde tu ida, sigo arrastrando mi alma en busca de una felicidad que se de sobra que te llevaste, pero que anhelo encontrar lejos de ti. Te prometo que algún día sacaré fuerzas para levantar este montón de sueños rotos. Tal vez alguien me ayude. Ojalá que seas tu. Yo sólo quería decirte que se aproxima el invierno, y que sin ti siempre es algo más frío. Que vuelvas, que tu ausencia es algo que me hiela el alma, y yo no quiero ser escarcha de todo eso que ya no podremos ser nunca.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora