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Son casi las 4 de la madrugada de un lunes cualquiera y sin sentido. Estoy tumbado en la que hasta hace un tiempo era nuestra cama, tapado con el millón de mantas que aún huelen a ti, mientras escucho con los cascos todas aquellas canciones que tanto te gustaban y que yo te enseñé. Y que quieres que te diga, me apetecía escribirte. Así que aquí estoy yo, escribiéndote esta mierda aún sabiendo que no la leerás, que ni tan siquiera por curiosidad te meterás en alguna de mis redes sociales para averiguar que fue de mi, como estoy, todo lo que te he escrito en tu ausencia, o que coño pasa conmigo. Estoy sin sueño, porque ya no tengo con que soñar, ni tampoco con quien. Pensarás que soy un exagerado, pero ya sabes bien como soy. Eso si, no exagero si te digo que es triste reconocer que desde que te largaste acumulo ojeras, sonrisas forzadas y días grises. Pero a ver, ¿que culpa tengo yo de no olvidarte? Ojalá pudiera hacerlo. Ojalá pudiera hacer como si nunca te hubiera conocido. Ojalá pudiera odiarte por todo lo que jamás me diste, por todo lo que siempre quise de ti, por lo bien que parece que te va sin mi, por todo eso que ya nunca cumplirás, o porque te has ido de mi vida y yo sigo esperando como un imbécil a que vuelvas. Sería bonito y de gran alivio saber que aunque sea a tu manera también me extrañas. Que piensas de vez en cuando en mi y sonríes. Pero que va. Tu y la felicidad ya no queréis saber nada de mi. Y hablando de eso, la verdad es que no sé cuanto hace que no te veo o que no se de ti. Pero tampoco quiero saberlo. El tiempo no fluye a la misma velocidad desde que no estás, así que es una tontería contarlo. Solo son días que tachar en calendario. Tampoco se bien para que te escribo esto, si para decirte que tengo frío, que sigo odiando el mes de abril, que hace tiempo que no duermo bien, que me empiezo a querer un poquito más, que dejé de fumar como tantas veces me pediste, que ya no les pongo tu cara a todas las chicas a las que beso, que pienso en ti más de lo que debería o que me faltas. Yo que sé, tu piensa que te sigo queriendo. Eso te hará feliz.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora