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Desde hace unos años la navidad no pasa por mi casa. Quizás desde que mi abuelo murió y la familia dejó de reunirse cada nochebuena o cada nochevieja para cenar todos juntos. Con el tiempo y casi sin darme cuenta se fueron perdiendo viejas costumbres que adoraba cuando era pequeño. Y es que ya no hay árbol de navidad en el salón de casa, tampoco regalos debajo de él, ni tan siquiera un belén -de esos que me llenaban de ilusión cuando veía que mi padre los montaba cada año- o un "felices fiestas" colgado en la puerta de casa. Toda la magia de estas fechas se acabó transformando en algo que va de la mano de la desilusión y de un sentimiento tan triste como nostálgico. Y no, no sería justo culpar este sentimiento solo a que me hice mayor y dejé de creer en estas cosas. Supongo que todo esto va más allá, y que la ausencia de personas y la hipocresía de estas fechas acabó matando a ese niño pequeño que llevo dentro -y que todos tenemos-y que adoraba la navidad-. No es agradable reconocer que cada nochebuena o nochevieja sobran sillas donde antes faltaban -y eso es algo que tristemente nos ocurre a todos-, y que decir "tan solo es una noche como otra cualquiera" ya no sirve de consuelo, si es que alguna vez sirvió. Tal vez esos mensajes de personas que dicen quererte y que solo recuerdan tu existencia en estas fechas ayudaron a que la magia de la navidad abandonara mi casa por completo. Al final de todo esto quedaron los de siempre, ese reducido número de personas que verdaderamente se ganan eso de ser familia -y ser familia no es solo llevar la misma sangre o apellidos, es algo que hay que ganarse-, aunque algunos estén muy lejos y no tengamos el lujo de compartir la misma mesa esta noche. Tan poco es tan malo esto que os cuento, así quizás no finjo que con regalos pueden llegar a comprar mi cariño -y viceversa-, o que ser buena persona solo es útil en navidad. El consejo que os dejo es que valoréis a los que tengáis hoy a la mesa, pues un día serán otra silla vacía, y que no anheléis un mensaje a las 23:59 el 31 de diciembre de esa persona especial -y de ninguna otra- sino sería capaz de enviaros ese mismo mensaje cualquier día del resto del año.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora