Voy a ser el mejor novio que jamás vas a tener. Y si me dejas, hasta seré el último. Verás, yo no te voy a prometer finales felices, ni finales de ningún tipo. ¿Finales? No, yo te prometo principios. Te prometo que el final de un beso tan solo será el comienzo de otro. Y que si después de esta vida hay otra, allí te estaré esperando de nuevo. Te prometo que mientras dure esta lo daré todo por ti. Eso no lo dudes nunca. Sin embargo, no te voy a prometer que todos los días a mi lado serán días felices. Claro que no. Habrá días en los que ni tu misma te aguantes, días en los que solo te apetezca llorar o mandar a la mierda al mundo. ¿Pero sabes qué? Allí estaré yo, a tu lado, para que tus días grises sean menos nublados. Yo te prometo que estaré en tus peores momentos para robarte una sonrisa, cueste lo que cueste. Te prometo que jamás te dejaré a solas con tus problemas y con tus miedos. Yo no seré como el resto. Tampoco te voy a prometer que esto que tenemos será infinito. Yo te prometo que haré lo posible para que esto sea para toda la vida. Para que lleguemos de la mano hasta ancianos, para que juntos nos llenemos de arrugas con el tiempo. Mira, yo te prometo que te amaré todos los días de mi vida, que te daré un beso de buenos días cada mañana, un abrazo cálido en tus noches frías, y un millón de motivos para sonreír al día. Te prometo que te haré enfadar. Y si, has leído bien. No podré evitar hacerte enfadar en más de una ocasión. Pero estoy seguro que después de cada enfado te haré de reír, que sabré encontrar la solución a todos mis errores. Mi vida, yo no te prometo una historia perfecta de esas que vende el cine, yo te prometo una historia imperfecta pero feliz, de esas que valen la pena vivir, de esas que ocurren en la vida real, de esas que yo quiero seguir viviendo contigo.
