Ha llegado un punto en mi vida en el que no sabría hablaros de amor sin evitar mencionarla. Ella fue, y seguramente seguirá siendo lejos de mi vida. Quizás haya encontrado el amor que perdimos, puede que hasta sea feliz sin mi, que incluso se imagine un futuro junto a alguien que ya no seré yo. Me gustaría hablaros de amor y de ella ahora que ya no duele tanto, del tiempo que ha pasado desde que la perdí, o desde que me perdí yo y no me encuentro, para deciros que desde que ella no está los días de lluvia son más tristes porque hay un hueco debajo de mi paraguas que se le quedará grande a cualquier otra. Si os hablase de amor os diría que ella fue la única chica con la que no me imaginaba haciendo el amor, siempre me imaginaba con ella en el sofá, abrazados mientras veíamos cualquier película. Por eso os diría que el amor no era solo sexo o besos, el amor eran esos paseos de la mano en pleno invierno, era ver como llovía por la ventana mientras apoyaba su cabeza en mi hombro, eran esas tardes en las que hacíamos el imbécil solo para hacer reír al otro, o el simple detalle de preguntar si había llegado bien a casa. Os hablaría de amor y no podría evitar mencionar que desde que ella se fue todos los besos me han sabido a nada, que nadie me ha sabido llevar de la mano hacia nada que realmente mereciese la pena, y que las promesas de futuro que conozco caducan a los pocos meses. Si os hablase de amor os diría que hace tiempo llegué a la conclusión de que lo difícil no fue encontrarlo, sino mantenerlo, que siempre había personas que nos lo ponían difícil, que había un millón de problemas en nuestra contra, y que las circunstancias y el orgullo no ayudaron. Si os hablase de amor os hablaría de ese orgullo, de lo estúpido que fui, y que el orgullo nunca arregló lo que un beso o un abrazo a tiempo si hubiesen hecho. Os hablaría de amor, de todo lo que dolió, de estas cicatrices que me siguen recordando a ella, del montón de ruinas en el que me convertí, de lo bonito que fue que alguien se enamorase de mi hasta el punto de querer hacerme feliz, y de lo maravilloso y triste que fue soñar junto a ella desde el mismo colchón con planes de futuro que ya nunca se cumplirán.