Salgo a la calle con la esperanza de que todo volverá. Que los días pasarán, pero regresarán, como vuelve cada año el frío. Y es que me recuerdas al invierno. Con esa mirada capaz de congelar al corazón más cálido, y esas pupilas nubladas, a punto de llover razones de por que no volviste a tiempo. Y silencios que provocan la impotencia de no saber callar a tu orgullo, y al montón de recuerdos que tenemos tirados en las ruinas de unos corazones qué hace mucho latían al compás de los muelles de mi cama. Tus suspiros fríos después de cada discusión. Y es que me enamoré de un montón de tristezas con un color de ojos entre el verde de la primavera, y el azul del verano. Y mis ojos marrones, como las hojas que visten las calles en otoño, tristes, como las lágrimas que vestían mi cara de tristeza al verte marchar, sin decirme "adiós". Y supongo que me quede ahí, en mitad de un invierno emocional, en el que no para de llover. Sin paraguas, bajo la lluvia, y sin besos que aplaquen el frío que siento en lo más profundo de mi. Vuelve antes de que acabe calado hasta los huesos, haz que salga el sol en mi vida.
