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Que gran error cometemos todos pensando que podemos olvidar personas, sentimientos o momentos. Ese es nuestro gran problema, que creemos que en nuestras vidas existe una fórmula mágica o un reinicio en nuestros corazones que provoca que podamos llegar a olvidar todo aquello que perdimos, aquello que queremos olvidar y que en cambio recordamos a diario. Por eso permitidme que os diga que no es olvidar, que es aprender a recordar sin que duela. Es reír por todo aquello que un día te hizo llorar. La vida no se resume en sustituir y olvidar. Claro que no se puede llegar a olvidar a todas esas personas que quisiste, el amor que sentías por ellas, o todos los momentos que compartisteis. ¿Como piensas olvidar tu primer amor? ¿Como cojones vas a olvidar la primera vez que tocaste la luna con la yema de tus dedos desde los labios de alguien? ¿Como vas a olvidar la primera vez que creiste en los "para siempre" o en los "infinitos"? ¿Como pretendes olvidar la primera vez que le regalaste a alguien tu desnudez, tus miedos y tus sueños? ¿Como vas a olvidar todas esas noches de insomnio y lágrimas abrazando a la almohada? ¿Como alguien pretende olvidar la primera vez que le rompieron el corazón? El primer amor no se olvida, porque es el amor más inocente que vamos a dar a lo largo de nuestras vidas. Ese primer amor lo entregamos sin miedos, sin prejuicios, sin medida. Por eso es tan bonito, porque amamos por primera vez pensando que será la última. Porque pensamos que todo saldrá bien, que no habrá finales o despedidas, porque lo damos todo de nosotros con la esperanza ciega de que así jamás acabe todo lo bonito que vivimos cada segundo con esa persona. Porque cada beso sabe como el primero, porque amamos sin horarios, sin pensar. Por eso mismo duele tanto cuando acaba, porque el primer amor siempre sale mal, porque por primera vez nos damos cuenta que a veces querer no es poder. Que después de darlo todo de ti no te queda nada, solo ausencia. Y que el amor es la droga más dura de dejar, la que deja más secuelas. De la que jamás nos recuperamos, y de la que anhelamos saborear de la misma forma una última vez, como aquella primera vez que sabía a felicidad sin excusas, como esa primera vez que dejó el sabor a infinito en nuestras vidas.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora