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Recuerdo el verano en el que te conocí. Aquel día que la felicidad visitó mi sonrisa por primera vez. En solitario brillaba el sol en aquel cielo azul y sin nubes. En mi estómago las mariposas volaban cada vez más deprisa. Anhelando escapar para poder abrazarte, y refugiarse en el invierno de tus ojos. Cuantas veces deseé que llegase ese momento, para poder tenerte a pocos centímetros de todos mis sueños, para poder ver como reías, como eras capaz de endulzarme la vida. Se me hizo tarde imaginando lo bonito de reflejarme en tus pupilas. Impaciente recorrí las calles ante mi cita con el destino. Y allí estabas, tan guapa, tan tu. Protegiéndote del sol en aquel portal. Con tu moño bien alto, y aquella media sonrisa capaz de volver loco de amor a cualquiera. "¿Donde has estado toda mi vida?", pensé. Tu solo verías mi vista apartarse llena de nervios hacia el suelo mientras te daba dos besos. Te invité a comer a mi casa, quizás para que te fueras acostumbrado a ella. Recuerdo nuestros pies jugando a rozarse por debajo de la mesa, todas las sonrisas que nos regalamos, todas aquellas miradas fugitivas gritando en silencio los besos que nos queríamos dar. No tardaste en besarme. Aquel beso surgió de la nada para convertirse en todo. No tardé en confesarte mi amor, pero no con palabras. Te abracé por la espalda, te besé la mejilla, y tu te giraste. En tus ojos encontré amor, el primero de mi vida. Me besaste, y me miraste con aquella media sonrisa otra vez. Con aquella mirada me dijiste que tu también me querías, que yo era tuyo, y que tu eras mía. Pero no. Te perdí, me perdiste, nos perdimos. Supongo que ya no serás de nadie. O al menos eso espero. Cariño, jamás olvidaré aquel invierno desde mi cama, dibujando corazones con mi dedo en tu espalda desnuda. Abrigándome en tus caricias para no sentir el frío. Jamás olvidaré aquel verano donde comenzó todo. Todas esas tardes en la playa, y aquellas noches que nos escapábamos para hacer el amor en tu portal. Tal vez lo nuestro solo fue un amor de verano que sobrevivió a todo un invierno. Y es que a veces pienso que hay amores de verano que duran toda una vida. Y que amor no siempre es sinónimo de relación.

Poesía para días grises.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora