Daría todo lo que tengo a cambio de un segundo más a tu lado. Por volver a uno de aquellos días donde no necesitábamos más que una simple mirada para hacernos sonreír. Esos días en los que el tiempo pasaba sin darnos cuenta. Como si a veces el tiempo se detuviera, y el infinito existiera en cada uno de nuestros besos. Aquellos maravillosos días en los que éramos tan felices, que ni nos dábamos cuenta de ello. Esos días donde solo importábamos tu y yo. Aquellos fantásticos días donde tu eras la poesía que endulzaba mi boca. Pero te perdí, y lo peor es que no conseguí recuperarte. Tampoco logré mantenerme durante mucho tiempo en tus insomnios en aquel intento de volver a recuperar todo lo bonito. Así que tan solo puedo recordarte. Y echarte de menos en la distancia. Esperando a que no se haga demasiado tarde, y me olvides. Por si quieres volver a retomar esta vieja historia. O al menos a intentarlo una vez más. Vida mía, te sigo viendo en cada parte de mi habitación. Aquellos abrazos en mi cama, los días que hacíamos el amor encima del escritorio. Tus ojos llenos de invierno y de magia. Aquella magia que me apresaba en tus labios, como si mi boca ardiese en llamas sino conseguía besarte, y saciarme de esa necesidad constante de ti. Tus manos temblorosas acariciando cada centímetro de mi espalda. Y tu piel de gallina con cada beso en el cuello que te regalaba, avanzando impasible hasta llegar a tu boca. Mi amor, aunque todo eso ya esté perdido, estoy seguro que algún día vendrás a recuperarlo. Porqué a pesar de aquella despedida, y aquel intento de volver a unirnos, lo nuestro nunca terminó. Aún tenemos tiempo para ser felices juntos.