Capítulo 4.

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Ronan lleva observando desde el alféizar a Parrish, sus ojos le arden (vigila como un suricato) de tanto fijar la mirada hacia el patio trasero; cuando Adam desaparece, Ronan tiene que ponerse de pie y buscar con la mirada al omega, si de la nada aparece tiene que actuar deprisa y tirarse al suelo.

—Ronan, ¿estás bien? —Matt lo mira desconcertado, con dos tazas de chocolate humeante. —¿Por qué te caíste?

—No me caí, el piso está frío. —Estira sus piernas y deja caer su espalda hasta llegar al suelo y despegarse de la ventana. —Estoy tratando de dormir, largo.

—Dios, ¿por qué no tengo hermanos normales? —Matthew sale con sus dos tazas, Ronan ya tiene una idea dónde hacia va su pequeño hermano.

Rápidamente agita sus extremidades para poder incorporarse y asomar sus ojos hacia la ventana, escondido y seguro que nadie lo ve, observa a Matt ofrecer una taza, en ese momento Ronan odia no tener el súper poder de escuchar a través de las paredes o al menos tener el talento de leer los labios ... los labios finos de Adam, que se curvan ante una mueca, que se estiran cuando sonríe, que se juntan para un beso de Ronan ... ¡mierda! Muerde el cojín y trata de no gritar.

—¿Ronan? ¿Qué mierda haces ahí?

El alma de Ronan sale expulsada; por poco, también, sale expulsado su propio cuerpo. Gira un poco para ver a Declan.

—Dios, que subnormal. —Niega con la cabeza y chasquea la boca en un signo claro de desaprobación al comportamiento de Ronan.

¿Alguien más quedaba en casa un sábado por la mañana? Porque no debería de haber nadie en casa (sólo su madre), porque su padre trabajaba fuera, Declan iba a algún lugar para Declan's (con los de su especie), Matt iba a St. Agnes a ayudar a pobres, Ronan solía despertar al medido día e irse a buscar alguna carrera contra Kavinsky.

Ronan vuelve sus ojos hacia fuera, las manos de Adam sosteniendo la adorable taza de panda, sus dedos largos, sus uñas perfectamente cortadas y sin tierra, la piel tostada salpicada con pecas ... mordió su labio inferior.

—¿Por qué no intentas hablarle en lugar de esconderte?

La dulce voz de su madre no lo altera ni le baja la presión.

—Estoy segura, que con un "hola" se comienzan grandes amistades.

—No es tan sencillo como lo dices, mamá.

—¿Por qué no? ¿Habla otro idioma?

—Eso me parece.

—¿Es porque no pertenecen a la misma clase social?

—No sería yo si pensara en algo tan tremendamente ignorante.

—¿Entonces?

Entonces, no tiene idea, Ronan siente que si abre la boca va a decir alguna estupidez, va a comenzar la tercera, cuarta y quinta guerra mundial. Adam, no es el problema, parece que el omega habla como cualquier persona normal, dice lo que piensa sin herir a los demás y siempre pensando en los demás en los demás ... pero, y ¿Ronan? Ronan habla sin importarle nada, directo, sin filtros, sin ser amable; así que, tiene miedo de disgustar a Adam. Esa vez en el auto tuvo suerte de no reclamarle al omega, de preguntarle "¿por qué tan joven y con una cría?" de ser un idiota como su padre.

Su madre lo ha dejado solo para que reflexione, eso es lo que hace su madre y cuando Ronan se pierde mucho tiempo en su cabeza, un abrazo de ese adorable ser lo saca de cualquier duda y de cualquier abismo. Ahora mismo está tratando de averiguar qué ocurre consigo mismo.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora