Timor.

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La razón por la que Ronan se esmeraba tanto en buscar una solución de "despertar" a los sueños de su padre era por Aurora Lynch. Adam lo veía soñar, despertar y volver a dormir. Sentía el tirón de la línea ley, cada noche, cada día. Él sabía que era Ronan tirando de lo poco que quedaba. Ahora Aurora Lynch estaba muerta por culpa de un "durmiente", Adam pensó que eso detendría a Ronan, pero no. Ronan seguía soñando una y otra vez, una y otra vez. <<Tienes razón>> le había dicho Adam, porque él también quería que Aurora saliera de Cabeswater y tuviera una vida fuera de los sueños... separada de su soñador, pero Adam no estaba seguro de que eso fuera posible. Los sueños y su soñador estaban intrínsecos, unidos, enlazados. Eran parte de ellos y si morían, bueno, no había nada qué hacer. Era imposible que el sueño siguiera vivo aun después de despertar ¿verdad? Porque hay algunos sueños que no recuerdas, porque hay sueños que no quieres volver a tener, porque nunca tienes el mismo sueño. Era tan complicado, le dolía la cabeza cada vez que entraba en ese tema. Quería ayudar a Ronan, por eso pensaba tanto. Pero también quería decirle: "detente".

Terminó de arreglar su auto, metió la llave y aún seguía sin encender. Dejó caer la cabeza en el asiento y suspiró.

—Llévate el mío. —propuso Ronan.

—No quiero parecer pretensioso.

—Al diablo. —Adam recibe las llaves.

Cuando Ronan prepara la cena, puede estar seguro de dos cosas: 1. Ronan está feliz. 2. Ronan le contagia esa felicidad.

Así que después de ver Annabelle, apagar las luces, y cerrar con seguro la puerta, Adam sigue teniendo miedo. Ronan hace la rutina de siempre como si no hubiera visto una película de terror, como si hubiera visto My Little Pony.

—Así que... no tendrás auto por una semana. —más que otra cosa en el mundo, quiere escuchar a Ronan detrás de la puerta del baño, porque está oscuro, porque está solo y porque no escucha bien, la muñeca podría estar arrastrándose hacia Adam y él no la escucharía, pero Ronan sí. Dios, no debió ver la maldita película.

—No es que salga mucho.

Tal vez Adam estuviera interrumpiendo a Ronan en - ... un ruido. Adam esfuerza su único oído en el maldito ruido de afuera.

—¿Ronan?

—¡Parrish, déjame cagar en paz!

El pecho de Adam está agitándose. No quiere bajar un pie de la cama porque siente que una mano desagradable, pegajosa y negra con largas uñas va a tomarle del tobillo y lo jalará a las profundidades de la oscuridad del infierno. Tampoco quiere verse ridículo saltando de la cama al suelo, pero de verdad hay algo rasgando la puerta de la habitación, puede que sea un... ¿gato?

Abre la puerta una vez que ha tomado valor de bajar de la cama como una persona normal. Seguro de que no hay manos espantosas debajo.

—¿Qué mierda te sucede?

Pega un grito y cierra con fuerza la puerta.

—¡Diablos! ¿Por qué me asustas así? —todo su cuerpo está temblando. Resbala contra la puerta y esconde su cabeza entre sus rodillas. —Me has pegado un susto de muerte.

—¿Yo? Si sólo salí del baño, vamos, pon tu trasero en la cama.

—¿Tienes algún gato? —levanta una mano para que Ronan tire de él y pueda levantarse.

—No, pero hay víboras en los matorrales, he matado dos.

Eso es peor que muñecas malditas.

—Sueña con algo para que no se acerquen.

—No se acercan.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora