Capítulo 8.

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Adam camina sobre la orilla de la carretera, ese diminuto espacio que queda después del carril para las bicicletas (lo cual no puede odiar del todo porque usa ese carril cuando no lleva a su hijo cargando) y los autos

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Adam camina sobre la orilla de la carretera, ese diminuto espacio que queda después del carril para las bicicletas (lo cual no puede odiar del todo porque usa ese carril cuando no lleva a su hijo cargando) y los autos. Cada madrugada camina bajo el espesor de la noche y la mañana; el sol tratando de iluminar la negrura y estrellado cielo. Hace frío, protege su nariz con la mascarilla negra, cubre su cabeza con una gorra negra para agarrar algo de calor y recompensar que lleva puesta una playera de tela delgada y jeans gastados que facilita el acceso al frío.

Firme y cálido, su pequeño hijo duerme tranquilamente sobre su pecho, (al menos alguno de los dos estaba calentito), su gorrito y guantes de panda, la manta de colores y botitas que parecen peluche (su favorita) lo cubren del frío. A Adam se le entumen las manos, seguramente sus dedos iban morados, las bolsas pesadas están por cortárselos, así que toma un descanso.

Pocos autos son los que pasan a esta hora, por lo que voltea al ver las luces blancas, se da una idea de las dos personas únicas que podrían hacer rugir el motor de auto de esa forma, de rechinar los neumáticos y acelerar como si el mismísimo diablo los siguiera.

El BMW suena su bocina, haciendo que Adam salte. ¿Qué le ocurre a Ronan ?, su hijo no despierta, aunque, Adam lo mese y le da pequeñas palmadas para hacer saber que está bien.

La ventanilla polarizada baja, Adam espera ver una cabeza rapada, no espera ver lentes negros con montura blanca. Lo sabía. Adam sabía que Ronan y Kavinsky tenían algo. Tomó sus bolsas para continuar caminando.

—Parrish. —La voz de Kavinsky sale exigiéndole a Adam que se detenga, aunque lucha contra su instinto de omega, este cede y no avanza. —¿Te llevo?

-No gracias.

—Vamos, no tengo ganas de conducir hasta Boy's, sube y arregla mi nueva adquisición.

Adam no entiende, ¿Ronan vendió su auto? ¿Por qué lo haría? A Ronan no le faltaba dinero, entonces ... ¿había apostado? (porque no cree que Ronan sea tan buena persona y ande regalando autos) Santo cielo, aparte de juntarse con el loco de Kavinsky era un apostador.

Prokopenko asoma la cabeza hacia Adam, luego, sale del auto. —Hay dos formas de hacer esto. —amenaza el fautor de Kavinsky. —Entra. —exige.

Siente miedo, tiene a su hijo y bolsas pesadas, puede deshacerse de ellas y correr, pero no llegaría lejos. No mientras lo persiguen dos locos en un auto lujoso de quién sabe cuántos caballos de fuerza.

Nadie lo ayuda a meter sus bolsas al auto, tiene que ir en la parte de atrás y acomodarse lo más rápido posible porque Prokopenko le apresura, Kavinsky está avanzando y pisando el acelerador.

No es de sorprenderse que en la casa de Kavinsky parezca un centro nocturno, hay gente bebiendo, fumando, y probablemente drogándose, sin mencionar que la música y las luces son irritables. Adam se maldice por haber puesto un pie ahí y exponer a su hijo a ese ambiente de perdición. Finalmente, al atravesar la fiesta dentro del Palacio "K", encuentran los autos del ruso, y luego ve entrar al BMW. Adam tal vez había sentido algún tipo de atracción hacia el auto, o al conductor anterior, o tal vez, a ambos.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora