En la actualidad, el señor Kavinsky usaba menos el cigarrillo en casa, lo usaba, tal vez para oler la nicotina y tranquilizar sus ansias de fumar, pero desde hace un tiempo no lo ha encendido. Sus arrebatos de berrinches también han disminuido.
En el presente, el señor Kavinsky parece más un señor que un adolescente con problemas de adicción. Owen se ha preguntado, desde que tiene memoria, ¿qué oculta el señor Kavinsky bajo esas gruesas gafas de montura blanca? Ha teorizado que oculta ojos de halcón, su mejor amiga ha dicho puede ser ciego, pero esa es una posibilidad que descartó desde que el señor Kavinsky apunta lo que quiere que le pase.
—¿Qué tal estuvo la fiesta de acción de gracias? —pregunta el señor Kavinsky.
—Comimos pollo. —no fue el mejor día de acción de gracias, pero agradeció tener uno.
Antes se preguntaba por qué su padre era tan frío con el señor Kavinsky, pero entendió poco después que él no era nada bueno, el señor Kavinsky hacía llorar a su papá.
—¿Qué pasó con el pavo? — a pesar de tener que estar leyendo documentos importantes, el señor Kavinsky desea por cualquier medio que alguien lo rescate de la tortura empresarial.
—También me gustaría haberlo sabido.
(.)
Cada vez que el señor Kavinsky llega por él, no puede evitar sentir miedo, es un alfa, sí, pero también él lo es, entonces... no tiene sentido. Tal vez es por lo que le dice su padre, "debes tener cuidado con él", "no confíes en él", "no creas todo lo que te diga". Tiene miedo de que el señor Kavinsky lo haga llorar como a su papá. No tiene sentido lo que siente.
—¿Pasarán navidad con Lane? —pregunta el copiloto, el señor Kavinsky es quien conduce.
Lo bueno de los viajes en auto son que el señor Prokopenko es divertido, es un tonto, un payaso que le hace olvidar las advertencias. Del miedo.
—Sí.
—Tienes diez años, ¿crees en Papá Noel? —el señor Kavinsky siempre encuentra una oportunidad para desanimarlo, para molestarlo o burlarse de él. Pero sabe cómo defenderse de los cretinos.
—Creo en que recibiré mis regalos, así como en los anteriores años.
—Bajemos un momento. Vi una pista de hielo por allí. — señala el señor Prokopenko.
Owen suele imaginarse que el señor Prokopenko y el señor Kavinsky son pareja. Ríe.
—¿Sabe patinar, señor Prokopenko?
—¡Por supuesto!
Pero al llegar a la pista de hielo es claro que no sabe y no tiene idea, y probablemente se rompa el trasero.
El invierno es una de sus épocas favoritas, Owen ama ver los montículos de nieve que sobrepasan a las casas, ama ver la escarcha y por supuesto que ama el árbol de navidad en Nueva York.