Una brevis.

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~Happy f*cking 4th of July~

Quien no conociera las típicas fiestas de cuatro de Julio que hacía Joseph Kavinsky, no era de Henrietta.

—Dime que debajo de ese overol traes puesto algo para ir a la fiesta.

Ronan lleva diez minutos esperando a que Adam termine de arreglar (lo que fuera que se descompuso), el Tsuru blanco 2017. Impaciente, replica una y otra vez su diálogo.

—No estoy usando nada, Ronan.

Ágilmente, como serpiente, llega hasta Adam, le jala un pie para que el cuerpo entero de Adam salga de debajo del auto.

—No me provoques de esa manera, Parrish o acaso... ¿quieres volver a tener sexo aquí?

Las cejas de Adam parecen unirse ante la arruga furiosa que hace (obviamente dirigida al perspicaz Lynch).

—Lloverá. —sentencia el experto meteorólogo Adam Parrish.

—¿Te lo dijeron tus rodillas?

—El cielo.

—Pues dile que se joda.

—Sí, Ronan, voy a ordenarles a las nubes que no se atrevan a arruinar la fiesta de nuestro gran amigo Kavinsky.

—Con tu sarcasmo no vamos a llegar más rápido. Levántate de una vez y larguémonos.

—¿Sabes qué? A la mierda el Tsuru.

Ronan reaccionó a tiempo para sujetar a Adam el cual se había lanzado sobre él de un salto, atrapó sus labios. Ronan deslizó sus manos por el sedoso cabello y tiró de él.

—Me encanta cuando te pones así.

Lo levantó para recostarlo sobre una mesa, pero Adam negó.

—Después de todo llevamos prisa.

—No me importa. —Ronan mordió el labio inferior de Adam. Finalmente lo sentó sobre una barra de cemento donde ponían herramientas y otras cosas.

Desabrochó el overol.

—No es justo. —jadea.

La respiración cortante de Adam lo enloquecía.

—Soy el único que termina sin ropa.

Sonríe ante la declaración de Adam, se aleja de él y levanta los largos brazos.

—Entonces, desvísteme, Parrish.

{.}

Antes de bajarse del auto sabía que frente a él estaba Kavinsky, la silueta de su peculiar amigo pirómano es inconfundible. Con sus puntiagudas orejas, alto, esmirrado, con una cresta de cabellos desaliñados, Kavinsky fácilmente podría ser confundido por un fantasma con traje negro y sin rostro y tal vez con piernas y brazos más largos pudiera serlo.

—Eh. —saludó Ronan, su amigo miraba la entrada del campo de fútbol donde normalmente hacia el alboroto de independencia.

—Pronosticaron fuertes lluvias para hoy.

Ronan vio hacia la pila de troncos secos, lejos de las mesas con bebidas alcohólicas, barriles de ellas yacían a diestra y siniestra.

Un trueno rompió la negrura del cielo. Adam tenía razón, las nubes amenazaban con dejar caer un porrazo de agua.

—¿Y tu jodido novio perfecto?

—Reparando un maldito Tsuru.

—Joder.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora