Las palabras de Adam aun zumban en su cabeza. Ronan odia tener que pensar las cosas por mucho tiempo, sus pensamientos suelen convertiste en una red arácnida compleja que incluso él llega ser prisionero.
Está en su habitación, pensando cada palabra como si fuera un acertijo, luego, su mente decide que merece un descanso, que merece tener la imagen de Adam, su aroma, sus manos tocándolo, su voz susurrándole.
No puede dejar de pensar en él, Adam es la cosa más hermosa que le ha pasado en su ansiosa vida. Adam parece ese naranjo que esperaba ver crecer con anhelo, con emoción. Sentía en su corazón una enorme felicidad al verlo ¿cómo es que estuvo ignorándolo? ¿Por qué Ronan no había sido capaz de ver más allá de la punta de sus pies? ¿Por qué siempre era Gansey, Noah, Kavinsky? ¿Por qué no pudo ser sólo Adam? ¿Tenía algo que ver con ser alfa? Ya que ahora necesitaba un compañero o algo por el estilo.
Ronan recordó en el momento que decidió hablar con Adam, de no ignorarlo... lo encontró sumido en miseria, en debilidad, enfermo, en cama con un hijo llorando; verlo desprotegido, verlo tan indefenso lo quebró.
Adam, con ese aroma terapéutico relajante, Adam con su cabello color polvo, Adam y sus ojos extrañamente azules, Adam tan tranquilo, tan valiente, tan fuerte... no podía creerse lo que había visto. Lo sujetó, con miedo de que pudiera romperlo, sintió su respiración tan lenta que temió lo peor. Ronan realmente había llorado. Encontró sensatez en su cabeza y logró llamar a la única persona en quien confiaba: su madre. Aun sabiendo que era ella, que su madre nunca iba ser un ser que lastimaría a alguien por mero placer, no dejó que se acercara. Sostuvo a Adam con fuerza, al pequeño lo dejo solo por lo que su madre pudo atender su llanto, pero... no quería que se acercara nadie a Adam, lo quería proteger de hasta la partícula más pequeña de polvo. Apretó tan fuerte su mano que brotó sangre. Para sentir dolor, para reaccionar y salir de su trance.
Olvidó cuánto tiempo pasó para que Ronan pudiera soltar a Adam, tal vez su conciencia había escuchado "enfermo" y "hospital". Tal vez, Ronan, su bestia alfa, había entendido que para protegerlo debía soltarlo, debía confiar en alguien para su bienestar.
Cuando todo estuvo claro, estaba confundido, Ronan pensaba y no paraba de hacerlo, sus sentimientos parecían desbordarse de él. Una pequeña manita lo tomó, sujetó uno de sus dedos. Ese gesto hizo que todo se fuera al carajo. Aclaró su mente, puso un tapón a sus sentimientos, abrazó al pequeño ángel que le sonreía, que parecía decirle que todo iba a estar bien.
Entonces, tendiendo eso en su mente, algo lindo al final del capítulo... ¿por qué su subconsciente insistía en Adam? En más de él.
En él como una figura... de él en el auto. Adam despertaba su apetito sexual, Ronan maldijo. Desabrochó su pantalón, metió una de sus manos para sacar su miembro. No, tenía que aguantar la tentación, Adam no era una figura sexual que podía usar cuando estaba caliente. El lado malvado y pervertido de Ronan le dijo que estaba bien, que podía continuar y sentirse culpable después. Mierda, su miembro ya estaba erecto... las escenas de él y Adam volvían una y otra vez arremolinándose en su cabeza. En el auto, su trasero, su voz, sus manos...