Capítulo 26.

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Sin las feromonas de Ronan se siente ligeramente desprotegido; ahora se ha quedado sin ese pedacito de seguridad

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Sin las feromonas de Ronan se siente ligeramente desprotegido; ahora se ha quedado sin ese pedacito de seguridad. Está física y mentalmente agotado. Podría caer al suelo en cualquier momento, pero sigue en pie por la llegada de Blue, debe mantenerse firme para recibir a Owen. Prokopenko le grita.

—¡Hijo de puta, el recreo acabó!

—Esperar cinco minutos no te matará.

—Tal vez lo haga, Cheng, señora, está en la mansión. Tienes que ir...

—Vete. —ordena. Prokopenko se ríe, es claro que no va a tomarlo con seriedad.

—Voy a llevarte, ya sabes el protocolo.

No creía que en el vocabulario de Prokopenko existiera una palabra como "protocolo".

—Tu jefe estará feliz si esperamos.

—¿Qué esperamos?

—Aléjate una cuadra y lo verás.

—No, no soy tan estúpido, omega. En cuanto me gire saldrás despavorido.

—Cada segundo me sorprendes. No quiero que la gente me vea hablando contigo, así que escóndete o lárgate, yo iré con Kavinsky cuando termine aquí.

Prokopenko subió el cristal de su auto y estacionó a tres metros de Adam.

—No corriste.

—Aunque pudiera no lo haría.

—¿Qué esperamos?

—¿Puedes esperar junto a tu hermana? Por allá. —señala un montón de basura. Prokopenko le jala el cabello haciendo que la cabeza de Adam se incline hacia atrás.

—No me hables así...

—¿Adam? —interrumpe Blue. Ella llega junto a su madre y un hombre alto contraje gris, ¿un policía? —¿Te está molestando?

—Todo lo contrario, señorita. Somos amigos. —Suelta el agarre y le acomoda el cabello. Tal vez este era el gemelo inteligente de Prokopendejo.

La madre de Blue sostiene a su hijo, Adam da un paso, pero ella niega, el brazo del hombre la sostiene.

—Blue, juro que pagaré lo que hayas gastado en mi hijo, necesito irme a casa con él y descansar.

—¿Ese hombre te hizo eso? —pregunta con la voz firme la madre de Blue. Ella no se aparta de su ¿marido? Blue está lista para pelear con sus puños igual de firmes.

—Por supuesto que no, señora. Sería incapaz. Yo sólo soy un amigo.

—No quieras vernos las caras de estúpidos. —espeta, Blue, da un paso para amenazarlo, pero el Hombre de Gris la detiene poniéndole su mano en el hombro.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora