Capítulo 25.

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Kavinsky no encuentra a Ronan en la escuela, se ha levantado temprano ese día con el propósito de ir y encontrarlo para exigirle una explicación

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Kavinsky no encuentra a Ronan en la escuela, se ha levantado temprano ese día con el propósito de ir y encontrarlo para exigirle una explicación. No puede evitar sentir ira, que, lo carcome por dentro. Desde ese día que vio a Ronan junto a Adam defendiéndolo de Gansey, quiso arrancarle al omega y abrazar a Ronan, poder calmar lo que las feromonas de Adam le provocaba, ocupar su lugar, quería aprovechar y decir sus sentimientos hacia el alfa dominante, pedirle que fuera a él a quien reclamara, que lo marcara, que le hiciera lo que quisiera con tal de tenerlo junto a él. Pero Ronan falta como de costumbre.

No fue un día desperdiciado, después de todo, ha podido enfrentar a Adam desde muy temprano y eso le quita el disgusto por unos minutos.

Los Graneros, un lugar pacífico, sin ninguna perturbación en el aire, está por ser alterado. Sale de su auto como si estuviera a punto de incendiarse, corre a la puerta y toca desesperadamente.

—¿Qué haces en mi maldita casa?

—¿Te has dado cuenta que no has salido a gastar el hule de esas llantas nuevas de tu nuevo BMW? ¿a qué estás esperando?

—¿A eso viniste? Vete a la mierda, Kavinsky.

—Vamos, Lynch, ¿estás pasando por un mal momento? Solo soy un amigo que viene a ayudarte...

—¿Amigos? —Ronan hace una risita burlona, a él le encanta. —No lo creo. Me has servido como una distracción, pero nada más. No somos amigos, mierda... no creí que lo consideraras.

—No, está bien, sino quieres una amistad conmigo está bien...pero ¿otra cosa? —desliza su brazo hacia el hombro de Ronan, es jodidamente caliente. —¿Entraste en celo? Yo puedo ayudarte con eso... —se acerca un poco más, pero Ronan lo detiene.

—¿Qué estás haciendo?

—Ayudándote, por supuesto.

—No sé qué pude haber hecho para darte esa impresión equivocada de mí. —Ronan lo alejó. —Pero... no te veo de esa forma, eres el rival a vencer en las calles, solo eso. Kavinsky, lo siento...

—¿Es por Adam? —la inquietud hace que le reclame de una forma que suelta sus feromonas. —Es ese hijo de perra, ¿verdad? Tú lo ves como todos los alfas ven a un omega, débil, lindo, puro e inocente, pero... ¿qué pensarías si te dijera lo contrario? Adam no es lo que piensas, ¿te olvidaste que tiene un hijo? ¿Cómo crees que lo hizo, con besos y abrazos?

La respiración se le cortó de pronto. Las manos de Ronan rodearon su cuello, asfixiándolo.

—Nunca, jamás, en tu miserable vida vuelvas hablar de él de esa forma. —le soltó, empujándolo hasta que Kavinsky cayó de sentón.

Estaba a punto de gritarle que él se había acostado con Adam, que Owen era su hijo al que tanto Adam amaba y protegía, pero las luces de un auto lo detuvieron de cometer una locura. Probablemente algo que le costaría a su mercancía. Ronan le había cerrado la puerta, así que se puso de pie y fue hacia las luces.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora