Una brevis.

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The Barns


Ronan tiene que salir antes del desayuno, sus trabajadores dieron la alarma de una vaca a punto de dar a luz; así que besa en la frente a Adam, que es todo cabellos arenosos desparramados en la almohada, cuerpo semidesnudo y manos perfectamente acomodadas entre las sábanas. Jesucristo, iba a mandar al demonio todo solo por él. Por quedarse una eternidad junto a él, pero, el consuelo que le ayudaba a levantarse de la cama todos los días era saber que cuando volviera iba a encontrarse con él.

Entró al granero, estuvo dos horas junto a la vaca pinta y la ayudó con su becerro. Fue difícil, agotador y lo único que le levantaría el ánimo era entrar a casa y abrazar, besar a Adam.

Sacó las botas negras de lluvia de sus pies, todas enlodadas y pesadas.

Pero lo primero que entra y ve es a su hija, pintando la pared.

—¡Opal! —No pretende asustarla, ni mucho menos gritarle... pero Ronan nunca mide la intensidad de lo que es Ronan.

La aludida da un brinco ante el grito de su padre, voltea a ver y salta de su cómo lugar del piso para huir despavorida.

—¡Mamá! —grita a su vez.

Ronan la sigue y no para hacerle algo, sino por el hecho de que él también se dirige a la cocina. Ambos tienen el mismo destino y van hacia la misma persona para consolarse. Al no encontrarlo en la cocina, ambos se miran y se preguntan dónde podría estar. Entonces, Opal adivina el lugar con un semblante de superioridad hacia su padre de "sé dónde está", y, "he adivinado antes que tú". Opal vuelve a correr, ella siempre está corriendo y haciendo mucho ruido. Por su parte, Ronan se echa un bollo de canela a la boca y persigue a su hija.

Él se queda en la sombra de la puerta mientras ve cómo su rubia hija, tan rubia como la madre de Ronan y tan rubia como Matthew, su hermano menor, tan blanca como ellos, sus ojos eléctricos como los de Adam y desafiantes como los de Ronan. Opal es una combinación tenue entre Adam y una fuerte combinación de Lynch's. Ella le está contando su versión de los hechos, defiende una postura que no ganará, porque está seguro que Adam va a estar de lado de Ronan.

Adam termina de cortar tomates y agarra la mano de su hija para entrar a casa. Dos pares de ojos se posan en Ronan, no pueden intimidarlo, pero Ronan se siente un poco atacado.

—Llegarás tarde. —le dice mientras lo recibe con un beso suave sobre sus labios y toma el pequeño cesto de mimbre con tomates.

—No me ayudas. —responde cuando sus labios se separan. —El artífice de las casas sobre la pared dice que no tiene hojas blancas.

—¿Y por eso va a "expresarse" en la pared? — entrecomilla con sus dedos. Adam utilizó la palabra expresar para las travesuras y rayones de Opal.

—Lo siento. —concede su hija. Ronan la escudriña. Ella de verdad lo siente, así que Ronan cede y asiente.

El tema desaparece de momento y vuelve a reaparecer cuando están en la mesa desayunando. Adam lleva puesto su pijama quirúrgica azul marino las mangas de su sudadera sobresale del pijama por lo que se limpia las manos con una servilleta y arremanga hasta los codos las mangas de la sudadera. Lo hace ver un poco rudo. Ronan muerde con furia el pan.

—De todas formas, Opal, tienes cuadernos de dibujo con hojas blancas para que puedas crear tus diseños de casas sobre ellas.

—Lo hemos discutido ad nauseam 1*. —farfulla Ronan peleando con un trozo de salchicha que se le escapa del tenedor, rueda hacia la izquierda y hacia la derecha. Opal parece tener el mismo problema en su plato, ella opta por pescar a la salchicha con su mano y Ronan la reta con la mirada, Opal, fugazmente la mete en su boca.

Sueños, sin pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora