El BMW fue adaptado con una silla especial para Opal y para Rory; en la parte trasera, ellas, iban sentadas como princesas, Opal y Rory llevaban el obsequito de Ronan: las diademas de flores. Opal estaba muy feliz ya que Adam hizo la observación más correcta que nunca antes había hecho. La observación de Adam era que, si Ronan y Adam eran los reyes (por las coronas de flores que Opal había hecho para ellos), Opal y Rory eran las princesa. Y ese hecho hizo que el corazón de Opal palpitara de alegría, era como una explosión de felicidad.
—Má, mi gorro, no olvides mi gorro. —golpeó la ventana del auto con sus manitas para que Adam pudiera prestarle atención, vio cómo él le sonrió y regresó al apartamento por los gorros navideños y también el de lana que siempre usaba Opal.
En medio de ellas iban un montón de bolsas, todas ellas llevaban cajas envueltas en papel navideño con moños rojos. Ronan fue el primero en entrar y encender el auto, puso el aire acondicionado y la música. Volvió a salir y ayudó a Adam con unas cajas que colocaron en la parte trasera del auto, Rory comenzaba a impacientarse así que Opal tomó algunos juguetes, le lanzó un conejo de peluche e hizo ruidos extraños, Rory pareció divertirse con el juego de aventarle peluches a la cara, Ronan odiaba ese juego.
Por fin en Los Graneros, Opal desabrochó su cinturón de seguridad y corrió, extendió los brazos y gritó fuertemente, espantó a los animales, intentó atrapar a Chainsaw y siguió corriendo.
Matthew y Declan estaban dentro y ayudaban a Ronan con las cosas, Adam metió a Rory y ya no los vio, así que Opal entró a la casa.
—Ya está adornado, nos ahorraron la tarea... ¿estás enojada por eso? —preguntó Adam.
Es verdad que los adornos eran los mismos y estaban en el mismo lugar que todos los años. Pero lo divertido de aquello (de poner los adornos) era que Adam, Ronan, Opal y (ahora) Rory adornaban la casa; porque ellos reían, porque ellos discutían riendo, pero ahora que estaba todo arreglado no encontraba qué hacer y tal vez así se sentía Adam.
—No estoy molesta. — sólo lo está un poco.
—Pues yo lo estoy un poco. —Adam está frente al árbol de navidad, aún no está encendido, aún así Adam parece atraído hacia él. —Es de verdad.
Opal también toca el árbol y muerde una rama. —Sabe rico.
—Eh, no te comas el árbol, niña. —Ronan abraza a Adam desde atrás.
—Remplazamos muerte por vida. —anuncia Declan cuando pasa junto a ellos. —El árbol que tenían estaba muy pálido. —entró a la cocina.
—¡Niña no! ¡Opal! —empuja a Ronan y sale de la casa. Hay mucha gente así que va hacia el campo a corretear y hacer hoyos.
Como todos los años, Opal espera en el auto al igual que Rory. Adam sale y entrega un paquete a sus padres. Lo que hacen es un secreto para Ronan, él no puede enterarse que ellos van a visitar a "los abuelos". Opal ve que la mano de Adam está llamándola así que sale del auto con dificultades, ojalá no tuviera sus botas puestas para sentir la nieve. Mira otra vez a Adam y este le señala a Rory, así que entiende que la puede bajar y pueden llegar hasta donde él está.
Cuando llegan, el papá de Adam sonríe al verlas. La mamá de Adam parece preocupada por algo, pero finge sonreír.
—La rubia es Opal y la otra es Rory, Aurora, como la mamá de Ronan. —explica Adam.
—Pues si que se parecen a él ¿tendrás tus propios hijos? —el comentario del padre de Adam hace que el corazón de Opal lata con fuerza, con ira. Porque Adam baja la cabeza y su cara ya no está feliz.
—También son mías. —dice. —Yo...
—Sí, sí. Lo entiendo, perdón.
Los ojos de Adam saltan. Opal está dispuesta a darle una patada al padre de Adam, sólo espera el momento o alguna señal.
—¿Puedo cargarla? —le pregunta a Opal la cual mira a Adam el cual asiente. Ella le entrega a Rory.
—Con cuidado, está grande pero aún necesita cuidados. —le explica al abuelo.
—Eres una buena hermana mayor. —dice el hombre, tal vez Opal lo pensara mejor en darle una patada, ella asintió y sonrió orgullosa. El padre de Adam pasó a Rory a la madre de Adam, Opal enseguida fue hacia ella, pero Robert Parrish la atrapó. —Pero que sorpresa no pesas nada. La alzó por los aires y la atrapó. Eres muy ligera ¿comes bien? — Opal comía hasta lo que no podía comerse así que asintió. Desde cosas vivas, muertas, hasta cosas sin almas como palos, árboles de navidad, etc. quería responder. —Debes de comer más carne. Adam, dale a esta niña jamón, mucho jamón.
—Sí, hay mucho jamón de pavo este año. Gansey ha preparado algunos, según él estaba probando algunas recetas. Podrían llegar si quieren...
—Oh, no ¿con ese montón de niños ricos? —de sus labios gruesos sale una carcajada. Opal aún sigue en sus brazos, no parecen que esos brazos fueran a protegerla del mundo. —Es mejor que ustedes pasen por aquí. No tenemos mucho espacio pero podríamos improvisar algo.
Opal miraba el rostro de Adam, estaba riendo y al mismo tiempo llorando, ella estiró los brazos para alcanzarlo, Robert Parrish la acercó, pero no la soltó, rodeó a Adam con un brazo y lo atrajo hacia ellos. —Lo siento, hemos sido unos malditos, pero... poco a poco cambian las cosas. Estoy muy feliz de ti, me siento orgulloso. Tienes una familia y sigues estudiando, tu madre siempre llora cuando ve tus boletas, tan perfectas; yo me siento orgulloso diciendo que mi hijo es universitario, que tiene un novio que lo ama con locura, que tiene dos hermosas niñas bajo su cargo... me hace preguntarme ¿realmente ese es mi hijo? Y obviamente me hace sentirme una mierda por todos esos años de golpes y malas palabras. A pesar de eso, mírate, no eres como yo, que embarazó a alguien, no estudió y culpó a su hijo por las cosas malas que le pasaron. Adam Parrish, eres el mejor Parrish de la familia. Aunque estoy algo molesto que ese hijo de perra de Lynch haya puesto su apellido en estas hermosas criaturas. —Opal le da una palmada en la boca a Robert Parrish porque no se pueden decir malas palabras. Padre e hijo sonríen.
En víspera de navidad, a las cinco y media; Adam, Ronan, Rory y Opal salen de Los Graneros y van hacia las casas caravanas. Los padres de Adam han montado una mesa en el porche, han preparado comida simple que Adam aseguró comía desde que era un niño. No había arreglos navideños y mucho menos luces de colores. Pero a Opal le gusta corretear con los perros. Para Ronan deja de ser un secreto la visita hacia los abuelos.
—¿Podemos tener un perro? —le preguntó Opal a Adam. —No le morderé, lo prometo.
Ronan le frunció el ceño, su mirada era una clara respuesta de: "NO. Piérdete". Pero Adam lo pensó y ella sonrió, volvió a correr y ser perseguida por el perro.
—Que bueno que vinieron —comenzó la señora Parrish. — Adam, aprendió a cocinar un pollo muy sabroso, él solía encargarse... pero ahora no pudo hacerlo... en lugar de eso he cocinado algo más sencillo. —la madre de Adam parece avergonzada, Opal la abraza y luego le da el obsequio que ha traído desde Los Graneros. —Oh, muchas gracias, Opal, son hermosas. Nunca había visto flores de este color.
—Y lo mejor de todo es que no se mueren. —refunfuña Ronan.
—Parecen reales.
—Son sacadas de otro mundo. —sonríe Adam. —Ponlas en un florero con agua, necesitan agua. — era una verdad y una mentira, Opal vio que Ronan le lanzaba una mirada furtiva a Adam, pero este último lo ignoraba.
Cuando por fin llegó la comida a la mesa Opal fue obligada a lavarse las manos, Robert Parrish la había ayudado a ir hasta el cubo que había fuera, le puso jabón en las manos e hizo una burbuja, era lo que siempre hacía Adam cuando la ayudaba a lavarse las manos (Ronan siempre refunfuñaba que lavarse las manos no era algo que fuera divertido). Opal sonrió y agradeció. La mamá de Adam le sirvió a Opal un poco de pollo, lechuga con tomates y agua de limón. A Opal le encantaba la ensalada así que fue lo que devoró primero.
—¡Pero si es la primera vez que veo a un niño ir primero por la ensalada! —exclama Robert Parrish. —Por eso es ligera.