Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)

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"No había nada en el mundo mejor que despertar a tu lado, excepto aquella mañana que amaneció dos veces"

-SHS.

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Me dolía la zona lumbar, el cuello, y empiezo a estar de mal humor, el viaje es demasiado largo, y debí optar por tomar un vuelo nocturno, no pensé las cosas, he tomado el primer avión con lugares disponibles y olvidé contar las horas de vuelo y de diferencia horaria, estoy de pésimo humor, la comida del avión es mala, y ahora tengo un asco innecesario, Aidan no la pasa mejor, noté las veces que ha ido al baño y los litros de agua que ingirio, tiene un horrible sentimiento contra un monstruo bebé que patea su asiento y repite cualquier cosa que hablemos, incluso si son susurros.

¡Dios, me da miedo que se arrepienta de querer hijos!

Muevo mi cabeza en círculos un par de veces y lo volteo a ver.

-¿Todo bien?- susurro a un tono apropiado, pero bajo.
-Creo que se me ha entumido la mitad del cuerpo.

Me río, es la mejor manera de liberar el estrés del vuelo, hemos mirado por la ventana, pero hay partes que mirar sólo edificios te hace pensar en una aburrida rutina.
-¿ya pensaste que vas a decirle a tus padres?
-No, Gallagher. Y prefiero pensarlo después, el viaje no tiene mi humor a lo lindo.

Su risa suaviza el instante, creo que ambos deberíamos contrarrestar ese sentido de locura, nos hace bien escuchar reír el uno al otro, ¿por qué no sólo hablamos?

-Mamá, va a matarme, después de llorar un montón, claro está.

Y entonces lo entiendo, el mal humor, la falta de apetito, los ascos innecesarios, estamos pensando mucho lo que hicimos, y ni siquiera es malo.
Somos adultos, no tiene nada de malo tomar una decisión.

-¿te das cuenta que esto no es malo? Es decir, somos adultos, ¿por qué seguimos pensando en el desastre familiar? Tuvimos un plan, y la decisión fue consensuada, estoy cumpliendo un sueño.

Su cabeza se inclina un par de grados, tiene esa mirada teñida de ternura, cautelosa. Me pasa un brazo por los hombros, y busca conectar con mi mirada.

-Yo también estoy cumpliendo un sueño, de hecho lo estoy cumpliendo desde el día que volví a verte.

Un recorrido eléctrico me invade cada centímetro de mi anatomía, me siento feliz, es fácil sentirme de este modo cuando él está cerca.

-Entonces, es hora de dejar de sentir lo que sea que sentíamos en contra de lo que hacemos.
-Estoy de acuerdo, lo único que logre es un terrible dolor de cabeza, de mandíbula, y una constante taquicardia.
-¿y ahora te encuentras mejor?
-Mucho mejor.

Mis labios buscan los suyos, apenas se rozan siento como si probará algo nuevo, esa oleada cálida y de ansias por seguir probando más y más aquella experiencia conocida pero tan nueva en cada ocasión. Me alejo para poder absorber una cantidad considerable de aire, pero no termino mi cometido, sus labios buscan los míos; siento esa dulce sensación de caricia suave y necesitada, su cálida y suave mano ahueca en mi mejilla, en la que me recuesto imaginando la mejor almohada de la vida, cierro mis ojos con fuerza  aspirando su aroma a jabón, mi corazón comienza a golpear con fuerza en mi pecho, y antes de poder respirar siento sus labios juntandose a los míos; con urgencia.