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"Cuando le mire, una ola de emociones me inundó.
Y pensé:
"En esos ojos yo me ahogue".

-Alex G.

[ _____ ]

Prestó atención en el ruido que producen mis zapatos, es inquietante los susurros que canturrean los tacones golpeando el piso, hago pasos largos o más cortos, como en un juego.

-Hola _____.

Mis ojos viajan un poco más arriba, veo al oficial Carson, uno con ochenta de altura. Y le sonrió.

-Hola Car, ¿Todo bien?
-Todo muy bien, señorita.

Le sonrió con un gesto amable, y es en ese preciso momento que noto algo raro: todo mundo está mirándome.
Algunos hacen gestos poco discretos, otros tantos mantienen su par de ojos en mi.

¡¿A caso olvide los pantalones?!

De manera discreta me miro, siento que todo está en su lugar, ¿el anillo? Me miró la mano con discreción, y luego trazó la línea en donde la mayoría mira, definitivamente no es el anillo, yo soy el objeto.

-Hola, ____.
-Hola, Hann.
-Que bueno que ya estás aquí, tienes una junta en media hora.
-Gracias- entonces ella también me mira con esa búsqueda de algo. -Hann, ¿pasa algo?

No espero que yo preguntara eso, y nadie espera que ella me de una respuesta, lo entiendo.

-No me digas nada, traeme un café a la oficina. ¿Llegó ya Íker?
-Llego muy temprano esta mañana.
-ok, lo veo a las 12 en mi oficina.
-Yo le aviso.

Camino de nuevo en dirección a mi lugar de trabajo, esta vez, soy un poco más formal a la hora de caminar y cuelgo un gesto que me haga lucir profesional.

Apenas llegó a mi oficina, la colonia masculina se pasa por mis fosas nasales, respiro esperando tener en la cabeza algun archivo del dueño, de Aidan no es.
La computadora está encendida, lo sé, porque un pitido anuncia la llegada de un correo.
Veo entonces sobre el teclado un sobre blanco con mi nombre impreso a tinta negra.

Dejó mi bolsa, y tumbó mi cuerpo en la silla giratoria, lo abro porque supongo que es algo muy externo a la correspondencia.

Un suspiro que quema sale en mis fosas nasales, mientras veo el contenido de ello.

¡Maldición!

Durante los próximos minutos, mantuve mis ojos cerrados, estaba inmóvil, me sorprendió lo enojada que debía estar y no estaba, estaba en constantes vueltas mi cabeza que no sabía como parar.
El sobre todavía olía a perfume y tinta, inhale con fuerza, ahora sabía quién era el autor intelectual.

Paso con cuidado cada foto, la tinta estampó ahí la imagen no hace mucho, mi huella dactilar se queda marcada, las fotos tienen secuencia...

1. Una rubia que trabaja para recursos humanos.
2. Un Aidan Gallagher hablando con la rubia que trabaja para RRPP.
3. Aidan y la rubia juntando sus genes por un beso.

Devuelvo las fotos al sobre y me recargo para que gire la silla, me llevo la mano a la frente y doy un par de giros infantiles en la silla con ruedas.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora