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"Es simple saber por qué usted me tiene tan enamorado.
Porque por cada cosa bonita que yo encuentro en el mundo, en usted encuentro dos.
Porque de usted llevo enamorado tres vidas.
Esta, la anterior y la que sigue."

-Cesár Ortiz.

[Aidan]

Me levanto de la cómoda cama, mientras observó como ella sigue estirando las extremidades de su cuerpo, enfundada en su short de licra y una blusa muy transparente.

-mmh- gruño- Buenísimos Días.

Su gesto concentrado cambia en cuestión de nada, para mostrar una sonrisa tímida.

¡Maldición! Amo tener todavía ese poder.

-Buenos días, mi amor.- responde tras un suspiro.

Me acomodo el resorte del boxer, y me levanto de la cama, avanzó a pasos seguros a ella, para observar mejor.
Estira su trícep derecho al mismo tiempo que toma aire, y levanta su pecho estirando su torso, puedo ver su ombligo acompañado de un sensual lunar, así que por detrás suyo, la envuelvo en un abrazo pegando mi cuerpo al suyo.

Su cuerpo se tensa, el recorrido de sus nervios se siente a la par que sus rápidos latidos. Depósito un beso muy lento entre su cuello y su espalda, sólo se ríe.

-¿Amaneciste con mucha energía?- cuestionó con diversión.
- No completamente- bajo su brazo con cuidado abrazando aún más fuerte desde su espalda.- Necesitaba ejercitar el cuerpo, ya sabes, resistencia- su risa me pica el cuerpo, aspiro con fuerza su aroma a suavisante de telas y perfume.

Acerco más mi cuerpo al suyo, encajando mi torso con sus curvas de la cintura baja, el calorcito de su cuerpo me encanta.

Mis manos juguetean un poco con su piel desnuda bajo la playera de tela transparente, y la suben desponjandola.

-¿Qué haces, amor?- se muerde el labio intentando no sonreír.
-Mamá solía decirme, que cuando sintiera nervios, me imaginara a la gente en ropa interior, pero me es difícil ahora mismo, así que te veré en ropa interior para no estar nervioso...- digo aguantando la risa.
-¿Así? Entonces... ¿Estás nervioso, Aidan Gallagher?
-Lo estoy- con mimo le toco los hombros, después de lanzar a la cama su bonita prenda de ropa.

-¿Y por qué estás nervioso?

Se gira para quedar frente a mi, sus ojos buscan los míos, me veo en ese brillo intenso y curioso, me rodea el torso desnudo en un abrazo, la cercanía de la chica que me trae en un estado de locura y amor, me hace respirar profundo. Cierro los ojos por un par de segundos disfrutando cuando se aferra a mi cuerpo.

-Cielo, hoy es el primer día de casados, quiero hacerlo bien, quiero ser un gran esposo.
-Ya lo eres- su sonrisa me emboba, sus latidos son frenéticos, los puedo sentir. El calor de su cuerpo me invade a mi también, y sólo quiero gritar que soy feliz.

Apenas voy a besarla, nuestros labios se tientan al borde, pero como si se tratara de una constante, la puerta recibe un par de golpes fuertes y continuos. Arrugo la frente y la miro fijo.

-¿Esperamos a alguien?- niega, sus brazos sobre mi pierden fuerza, no estoy lista para dejar de sentirla.

Los golpes se repiten pero esta vez, acompañados de un:
-"Servicio a la habitación".
La voz profunda de un chico atraviesa la madera de la puerta, lo cual me extraña.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora