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"Amar es arder, estar en llamas."

-Jane Austin

PARTE 2
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Me había cansado de intentar convencer a Aidan de que Bred nos ayudará a salir por la ventana y levarlo con nosotros.

-¿Por qué quieres pasar más tiempo con Bred?
-Te lo he dicho ya, me recuerda a mi.
-No se parecen en nada. Bred es horrible.

Le mire con atención y luego sin evitarlo me eché a reír cómodamente mientras bajaba el último escalón rodeado de flores rosas del jardín, Aidan tomó muy enserio lo de la fuga adolescente.

-¿Y ahora cuál es la gracia?- dijo con un gesto que iba más a una mueca que intentaba retener una sonrisa.
-Mi amor, si te lo piensas bien, Bred es muy parecido a ti físicamente.

Era cierto, tenían gestos y rasgos bastante similares, no quiero decir que eran idénticos pero si que parecían de la misma familia, ambos gozaban de un asqueroso y envidiable atractivo natural. La diferencia más notoria era el cabello, Aidan lo tenía dos o tres tonos más obscuros que el relajado Bred.

-No, no nos parecemos.
-Si tu lo dices.

Dije aceptando su apretón de manos que arrastró mi cuerpo por la acera de la calle, avanzamos a pasos rápidos y yo esperaba se acabará pronto la calle y hubiera un taxi, si Aidan quería ir a un club nocturno y quería que por lo menos durará más de una hora, me debía llevar en taxi hasta el local.

-Debería haber un taxi por aquí- dijo casi como si leyera mis pensamientos, lo cual me alegro bastante.
-¿Está muy lejos?
-Solo un par de cuadras, pero iremos en carro.
-¿Por qué no le pedimos a Cam su auto? Bred dice que no logró sacar su permiso.
-Paso de hablar más sobre mis primos, me están robando tu atención.
-Siempre tienes mi atención- dije con un aleteo exagerado de pestañas y un puchero.

Eso era un coqueteo adolescente, ¿no?

-Bueno, no podía dejar de mirarte mientras hablabas con Bred, yo pude haberte dado todas las semillitas de Granada que quisieras.
-¿Eso es algún juego de celos, Gallagher?
-Claro que no- chequeo la lengua-Bred es un niño.
-Y tú eres un anciano encerrado en el cuerpo de un adulto joven- reí naturalmente.

Tomamos un taxi y no tardamos mucho en estar frente a un club nocturno bañado de luces color neón y un ambiente entre tropical y distintivos latinos, la música sensual no tardó en subir de volumen a cada paso hasta aturdirme un poco.

Había más mesas vacías que lugar para bailar, la gente se tomaba muy enserio venir a bailar, no se la pasaban sentados con bebidas y música de fondo. Nunca antes había estado en un lugar así, para ser honesta.

Tomamos una mesa, pero sólo para dejar con bastante confianza nuestros abrigos que aquí eran innecesarios. Para ser honestos la música de ritmos latinos era variada, no predominaba el género urbano, sonaba bachata, salsa y varios ritmos que te obligaban a mover las caderas casi sin pensarlo.

Fue fácil entrar entre la multitud, movimientos de caderas, melenas y manoseos tal cual una fiesta de fraternidad.

Shorts cortos, vestidos de vuelo, y un par de trajes que envolvía siluetas perfectas de chicas guapísimas, y aún con ello, Aidan no dejaba de pasear una mano en la curva de mis caderas, un manoseo muy descarado que hace mucho no sentía en público. Para ser honesta, me encantaba.

Me permito absorber la sensación de que su mano se pase de aquí para allá, sin ningún pudor gracias a la música que suena.

-Aidan- hablo cerca de su oído para que pueda escucharme.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora