^11^

1.7K 175 35
                                    


"Este tal vez sea un capítulo triste, pero tú no eres una triste historia."

-Iron Man.

[ _____ ]

-Déjame sola Hann, dile a Isha que tengo un problema, voy en una hora a el area de diseño.
-¿Te puedo ayudar en algo?- su cara de lástima me corta mi poca dignidad que tengo.
-No- susurró apenas audible para mi.

La veo un poco indiferente, a lo que se disculpa y sale de la oficina, escuchó un peloteo de voces femeninas, apagó el monitor de la computadora y me dejó caer en la silla.

¡Eres patética ____!

aaahh!

Mi frustración es evidente, he llorado y me lamento por algo que no debería hacerlo, detrás de esta horrible y deprimente historia, Aidan tiene razón, yo soy la única idiota. ¿Por qué no acepto lo que siento por él y listo?

Sacó un pequeño paquete de chicles sabor fresa, me quitó la Liga que sujeta mi cabello y el aroma me invade, una serie de recuerdos vagos me atacan y me veo en tercera persona besando a Aidan con desesperación recargados en una bonita puerta blanca.
¡Maldición! Mis labios sienten un palpitar como si acabarán de robarme el aliento en un beso, los Broto con suavidad, sinceramente me encantaría recordar mas de esa noche. ¿Por qué simplemente no puedo aceptarlo?

*pasado* dice una chillona voz de burla en mi interior ¿es eso?
Cojo mi bolso, las llaves y me meto un par de pastillas sabor fresa a la boca, mastico con la unica intención de callarme Y callar a la maldita vos interior que en mi habita, ¡es insoportable!

Salgo con mis cosas mas indispensables en la mano, y sin explicación alguna a nadie me voy, de nuevo, huyendo... O quizá esta vez no. Escucho la voz de Hann repetir mi nombre fuerte y claro, seguro ahora todo mundo sabe que me he ido del edificio, la segunda vos es de Íker y enserio deseo poder volar, la tercera es la de mi cabeza que dice: -Ja, Aidan no va a seguirte.

Arrancó el auto y apago el maldito celular. En cuestión de segundos voy a estar llena de mensajes y no tengo ganas de verlos, muevo el auto en dos maniobras y presiono el acelerador como si el tuviera la culpa de mis desgracias.

El camino poco conocido me deja mucho tiempo para pensar que hago una verdadera locura, nadie en sus cinco sentidos deja morir su orgullo por alguien que si vale la pena, por lo general das mil tropiezos.
Yo sólo di uno, uno grande, y decidí que he de darle fin.

Me bajo del auto en cuestión de segundos apagado el motor y mi puño se ensaña con la puerta color verde con cristales que tengo enfrente. No mido mi fuerza y desesperación, está a juego con el enredo de sentimientos que tengo.

-¿Quién es?- la cara de pocos amigos que se carga mi prima me dan ganas de reírme, y mi parte sensata me dice que debo seguir en postura firme con ella. -¿Qué demonios haces aquí?
Respondo apresurada. - Hola Yami, necesito ver a Alex.

Su cara es un poema, en un instante se tiñe de furia, pero no estalla.

-No está.

Mentirosa.

-Por favor, necesito arreglar un asunto de suma importancia.
-¿Qué asunto puedes tener tú con él?
-¿Qué asunto te llevo a él?- pregunto de manera retórica.
Y bien, me equivoque, no debí hacerlo, estoy tratando de ponerle un fin a esto.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora