·^61^·

252 30 28
                                    

"Y cuando uno llega a ese lugar que tanto a soñado, nada es más sublime que contemplar el paisaje en silencio; especialmente cuando el paisaje también te contempla, como si fueras la vida, o algo parecido al amor."

- Mind of Brando.

[ ____]

Hago una mueca divertida frente al espejo al ver con detenimiento el horrible camino de ronchones rojos e inflados bajo mis pompis, no se ve muy atractivo, no se ve nada atractivo.

Rebusco en la maleta y ¡Bingo! He metido confiando en que era una buena decisión el pijama con el bonito rostro de un conejo, y un pantalón de tela ligera.
Paseo mis manos con una crema aromática por mi cuerpo, omitiendo donde hay ronchones visibles y algunos que apenas se notan.

La ropa interior, y enseguida la bonita pijama. Me siento de un salto en la cama, y reviso el menú, tengo hambre, tengo ronchones molestos, y ganas de ver una comedia de amor, mientras disfruto de mi marido y mi pijama de conejo.

Detestaba el silencio, así que tome el control de la pantalla frente a mi, haciéndola encender después de oprimir un botón, no tardó nada en aparecer un par de escenas conocidas de una serie americana, aunque después de encenderla casi me arrepiento al oír cantar a mi maridito bajo las gotas rítmicas de la regadera. Sonreí por reflejo para comenzar la búsqueda de una película romántica que me obligará a acurrucarme contra él.

-¿Quieres algo de cenar?

Grité, pero estaba bastante concentrado en ofrecerle un gran concierto al champú.
Eché una mano al teléfono fijo de la habitación (estaba bastante mono, por cierto) siguiendo la guía telefónica local, marque el número tres escuchando de manera inmediata una voz suave con acento genial.

-Buenas noches, servicio a la habitación.
-Hola, me encantaría lo que sea que es el menú "couple d'amoureux".- mi francés no era lo mejor ¡vale!, pero esperaba que lo entendiera, yo entendía lo escrito gracias a Riera, con su perfecto y asqueroso francés que siempre alardeaba, y bueno, yo también lo haría si hubiera tenido clases desde los 4 años.
-Siete minutos frente a su puerta.
-Gracias.

Apenas termine la frase, la línea dio el corton, por alguna razón no creía que tuviera que ver con los modales, se tomaban enserio el reto de la promesa al cliente y sus "7 minutos" veremos que tan real resulta.

-¡Qué injusto!- Aidan tenía el pelo un tanto humedo, una toalla rodeando su cintura y una mueca que pretendía ser un puchero.
-¿Qué?- lo digo enserio, no se que demonios es injusto.
-Dime, ¿vamos a tener que tener algún tipo de horario para el uso de pijama?
-¿De qué demonios hablas?- abro mis ojos un poco más de lo normal, quizá ver entre líneas lo que dice.
-Ayer usabas lencería super sexy, y yo la pijama de un abuelo, y hoy traes puesta mucha tela encima y con un conejo.
-¿Le robaste la pijama a tu abuelo?- no puedo evitarlo y me río con fuerza, su gesto es todo menos bonito, se apoya en un mueble intentando lucir molesto. Baje la intensidad de la risa y pareció aceptar mi gesto, y aclaré enseguida.
-No quería usar un pijama de conejos en la primera noche de bodas, eso no te hubiera puesto cachondo, ¿o sí?
-Posiblemente.- dice moviendo la cabeza.- Siempre podrías ponerme cachondo, tú tienes ese poder- sus palabras casi pueden conmigo.
-Bien- me aclaro la garganta un poco y respiro- igual tengo que dejar los ronchones al aire libre ¿no?- me bajo el pantalón quedando en ropa interior, tampoco es lo más sexy que he usado, pero me va bien, son cómodos hasta para la exagerada hilera de marcas que ha bajado su intensidad de color ámbar. Su sonrisa amplia iluminó su rostro, creía haber ganado un premio.

Su mano alcanzó el control remoto, y le cambió al televisor, no lo dudo, dejó ahí "the big bag theory" su atención desapareció para mi, su sonrisa era completamente para los actores, se dejó caer a la cama desaliñado. Ni siquiera se le veía mal la postura, si yo me hubiera sentado de la misma forma por lo menos el vientre no plano del que gozaba me hubiera delatado de las dietas nulas y el no gym, ¡cabrón, presumido! Todo él era perfecto.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora