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"Pero, si fueses una estrella, los poetas olvidarían que existe la luna, por escribirte a ti."

-Andrés Alvarado.

[Aidan]

Noventa y nueve... Y cien.

Había conseguido 100 lugares distintos en una guía turística, había recomendaciones para comer, para dormir, para tener actividades diversas, y para marcar un momento inolvidable después de la boda, eso que llamaban; Luna de miel.

-Hola Aidan.
-¡Hey! Hola...- tardo un par de segundos en reaccionar y darme cuenta que los pasos de Hann eran sincronizados y no estacionales, llevaba en sus manos una pequeña charola, negro brillante, que a su vez traía una servilleta blanca, una pastilla de tamaño considerable y una botella de agua con un vaso de cristal. -¿Todo bien?- cuestionó.

-¡Ah, sí! Solo llevo un preventivo de dolor para ____.
-¿Se siente mal?
-Bueno, lo normal, ya sabes.

No, no lo sé.

-¿Qué es ese fármaco?
-Un ibuprofeno.
-ibuprofeno- repito en voz alta, con la intención de que se grabe en mis archivos con nombre "____ Ferrer"
-Eso le alivia el malestar.
-Bien, crees que yo... ¿Pueda llevárselo?
-mmhh- duda, lo duda realmente.
-¡Vamos Hann, se lo acompañaré con un beso! Eso ayudará al efecto analgésico veloz.
-¡oh!- dice con ternura.
-además, tengo un conejo de chocolate en mi bolsa derecha, es para que se en dulce su mañana.
-¡Vaya que lo necesita!
-¿Qué rayos sucede, Hann?
-Nada, ya sabes, los chismes sin importancia.
-¿De qué hablas?
-¡Ay, Aidan! ____ se enteró que Isha Wayland repartió el chisme de que ustedes esperaban un bebé.

Exagero mi movimiento de ojos, sólo para que quien mire, sepa que estoy en un desacuerdo total, con la sumatoria de la irritación. La gente tonta, nunca ha sido mi fuerte de paciencia.

-Solo, llevaré esto para ella.
-¡Espera, Aidan!..

Pero no espero, entró feliz a su oficina cuando escucho su risa animada y luego la estúpida voz de Íker.

Apenas entró a escena, su risa se apaga, y me mira:

-¡Aidan!
-Hola, Amor- recalcó con todas las letras el "amor" así es, Íker, yo soy el amor, su amor, y ella es mi amor.

-¿Qué haces aquí?
-Interrumpo algo- digo como afirmación, a lo que frunce el ceño y niega con una sonrisa distinta.
-Todo bien.

La miro, me mira... Y luego lo mira a él. ¡¿Por qué lo mira?! Ahora debo ser educado.

-Hola, Íker.
-¿Qué tal va todo, Gallagher?

Suponiendo que no estás aquí, todo iría bien.

-Bien, le traje a mi novia, un analgésico.

Ambos nos miramos con fastidio, definitivamente ninguno de los dos, siente agradable la presencia del otro, los saludos son tan fríos y "formales" hago un esfuerzo sobre humano, pero no puedo evitar poner cara de mala leche, quiero que se vaya, quiero un momento con mi chica.

Entramos a un juego de miradas con mensajes ocultos, yo le digo nada bonito, y él, con gusto se queja de lo mismo.

-____, olvidé un par de papeles, yo vuelvo en 5 minutos ¿ok?
-Sí, está bien, gracias Íker.

Desastrosa Coincidencia. (Aidan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora